El mercado laboral y las necesidades de los trabajadores han cambiado mucho tras la pandemia. Hace algunos años resultaba impensable concebir el trabajo como un espacio en el que poder desarrollarse, más allá de la mera retribución económica. Sin embargo, la sociedad de nuestros días tiene ya otro concepto del empleo. Uno en el que los cambios no suponen un obstáculo a la hora de adaptarse. Esta nueva concepción da forma al concepto del trabajo líquido, del que hablaremos en el artículo de hoy.
¿Qué es el trabajo líquido?
Esta nueva sociedad capaz de afrontar los continuos cambios del mercado laboral nace del concepto recogido por Zygmunt Bauman, sociólogo y filósofo polaco que acuñó el término de la “modernidad líquida”. Sin embargo, el concepto del trabajo líquido no cuenta con las características de fragilidad y debilitamiento de vínculos que Bauman asociaba a su teoría. En cambio, hace referencia a la distinción entre los modelos de trabajo pasados y los disponibles a día de hoy.
Los puestos rígidos y las condiciones inamovibles son ya una realidad de otra época. Las nuevas relaciones laborales cuentan con una plasticidad de la que carecían anteriormente. La evolución de la tecnología y la digitalización laboral han fomentado una nueva forma de relacionarse, alejada de patrones propios de la era industrial como la jerarquía, los horarios fijos, la estabilidad laboral o la relación exclusiva con una sola empresa hasta la jubilación.
Los aspectos relacionados con el trabajo remoto, que aportan más libertad, los horarios flexibles para poder conciliar su vida profesional y personal, y la movilidad laboral son de gran importancia ahora para los trabajadores. Circunstancias que cobran especial relevancia cuando se habla de la conexión entre el desarrollo personal y profesional, que no tienen por qué ser términos alejados.
De igual forma, las empresas tienen otras expectativas que pedir a sus equipos. Los empleadores esperan que sus trabajadores sean capaces de adaptarse a los cambios del mercado, sin perder de vista las metas de la compañía.
¿Cuáles son las características clave del trabajo líquido?
Es innegable que, en un entorno adaptado al trabajo líquido, los sistemas implementados en la pandemia han sido claves para su desarrollo acelerado. Lo que muestra esa capacidad de adaptación que comentábamos anteriormente. Las modalidades de teletrabajo con sus ventajas y desventajas, y los avances en la tecnología laboral ayudaron a que los equipos pudieran llevar a cabo sus funciones con las mismas garantías que tenían anteriormente, pero potenciando aspectos de colaboración virtual poco explorados hasta el momento.
De este ejemplo podemos discernir las tres bases sobre las que se fundamenta el trabajo líquido:
- Flexibilidad horaria
La consecución de objetivos y tareas cuentan con un tiempo de cumplimiento, eso es de sentido común. Sin embargo, los resultados no se miden por estar en el puesto de trabajo desde las ocho de la mañana hasta que el último compañero se haya ido de la oficina. Las empresas en las que la presencialidad importa más que los resultados se están quedando obsoletas. La flexibilidad de horario no solo permite una conciliación efectiva, sino también un aprecio mayor por la empresa y su sistema de valores. Aspectos que las nuevas generaciones cada vez evalúan en mayor medida a la hora de aplicar a un puesto. - Movilidad geográfica
Los beneficios más obvios son el ahorro en tiempo y coste del desplazamiento hacia el lugar de trabajo, pero las ventajas no paran ahí. Poder elegir dónde se desarrolla la actividad, permite a los empleados tener una autonomía de trabajo poco explorada hasta antes de la pandemia. - Digitalización
Por supuesto, sin la evolución de las tecnologías, el trabajo líquido sería irrealizable. Internet y los distintos softwares colaborativos permiten que los equipos puedan realizar su labor y, además, permanecer conectados entre sí, sin necesidad de encontrarse físicamente en un único lugar.