Estar orientados hacia los resultados impide, en ocasiones, no ser conscientes del proceso. Cuando se mira el éxito de los demás de alguna forma se omite todo el trabajo que lleva aparejado, los esfuerzos, los fracasos, los cambios de enfoque. El éxito solo es el resultado de una estrategia pulida gracias a pequeños (a veces grandes) dificultades, frustraciones y aprendizajes. ¿Cuáles son los ingredientes que intervienen en el camino hacia el éxito?
Confianza en ti mismo, confianza en los demás
Creer que se puede lograr es el motor que impulsará hacia el éxito. Es importante tener en cuenta que la confianza se va fortaleciendo a medida que se resuelven obstáculos. La base de la determinación es tener un profundo conocimiento de ti mismo, detectar tus cualidades y potencialidades y evitar las creencias limitadoras. Durante el camino hay que aprender a gestionar las emociones que van surgiendo, por ejemplo, la incertidumbre sobre el siguiente paso somete a estados mentales negativos que hay que aprender a desactivar y mantener una actitud positiva frente al futuro. Desde el conocimiento de tus carencias aprende a encontrar a personas que ocupen esas parcelas que no controlas. Dales su espacio y confía también en su trabajo. Construye relaciones que ampliarán las posibilidades de colaboración para afrontar nuevos retos.
Observa, escucha, elimina prejuicios…
A la hora de tomar decisiones es imprescindible hacer valoraciones de las circunstancias, analizar pros y contras y no cegarse por el impulso. Es interesante poner en cuestión las ideas preconcebidas que se tienen y permanecer abiertos en actitud de escucha permanente. No hacerlo puede provocar que se pase por alto información relevante para incorporar al proceso de toma de decisiones. Permanece alerta a tus propios prejuicios sobre métodos y procedimientos, acostúmbrate a poner en cuestión tus propias verdades. Te sorprenderás de las nuevas posibilidades que se abren. Aprende a mirar a las personas desde perspectivas distintas utilizando la empatía, averiguando qué potenciales tienen y si pueden formar parte de un equipo que lideres.
…Y ponte en riesgo (calculado)
Una vez analizados pros y contras hay que tomar decisiones, valorar las consecuencias de las acciones pero manteniendo a raya los miedos que surgen a la hora de decidir
Traza un rumbo
Marcarse una meta y las estrategias para llegar hasta ella. La clave está en plantearse pequeños objetivos sobre los que se construya el camino pero ser flexible si las circunstancias no lo permiten. En ocasiones hay que ser paciente, saber esperar y otras veces toca acelerar. Piensa en el progreso en vez de en resultado final, de esta forma puede que llegues más lejos de lo que te proponías inicialmente.
Crea oportunidades
Analiza dónde hay una necesidad y enfócala desde tus intereses, conocimientos, habilidades, y trabaja para ello. Es importante definir cuál es el “mejor talento para tu entorno y el mejor entorno para tu talento”, como aconseja la especialista en marca personal y RRHH, Arancha García.
Incorpora esfuerzo e implicación
Cuando se mira desde el exterior generalmente solo se ve el éxito de los demás desde la óptica del resultado. Si se toma ejemplo, no hay que dirigir la mirada solo a ese punto si no hacia el proceso que ha permitido conseguir ese fruto. El resultado no es producto de la idea sino del camino que lleva a ella. En el transcurso intervienen la perseverancia, la lucha contra el desánimo y atemperar la frustración. Aunque el objetivo esté en el horizonte implícate en lo que estás haciendo ahora.
Aprender del fracaso
El fracaso forma parte del recorrido necesariamente. Lo importante de las derrotas es saber recoger las enseñanzas que proporcionan y no dejar que te hundan manteniendo la motivación a salvo. No se puede ganar siempre pero lo que sí queda siempre una enseñanza muy valiosa que ayuda a anticiparse a los problemas que puedan aparecer más tarde.
Evalúa lo que haces
La inercia del día a día puede desdibujar el objetivo. Dedica unos minutos al final de la jornada a calcular si lo que haces te acerca o te aleja del siguiente propósito. Este ejercicio te permitirá corregir el enfoque a tiempo en el caso de que cambien las circunstancias y que la rutina no se apodere del proceso. Busca nuevas fuentes de motivación para mantener fresco el impulso.
En esta sección hemos recopilado casos de éxito que te servirán de inspiración.
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