¿Conoces la expresión clásica sobre nutrición de Grande Covián (1984)? La clave para una alimentación saludable es: “poco de todo y mucho de nada”. Bien, esta norma la puedes aplicar a todos los ámbitos de tu vida, incluido el laboral. Si observas que son muchas las horas dedicadas al trabajo, demasiada la atención que se lleva y otras señales que leerás más abajo, puedes tener un problema de adicción al trabajo conocido en su expresión inglesa como workaholism.
Detecta la adicción al trabajo
Ya conoces algunas de las patologías asociadas al trabajo. Por exceso y mala gestión: el burnout; y por apatía y desmotivación: el boreout. Lo primero es distinguir las causas y las motivaciones. Debes diferenciar entre ser un profesional motivado y comprometido con los objetivos de tu puesto a ser un workaholic. Algunas de las señales que pueden manifestar una inclinación enfermiza hacia el trabajo y que debes observar para frenar la deriva a donde no quieres llegar son estas:
- No te permites un descanso. Enganchas una tarea con otra hasta la extenuación. Las vacaciones te parecen una pérdida de tiempo.
- Conexión 24/7, es decir, disponible a cualquier día a cualquier hora. ¿Salir al campo sin wifi? No lo soportas.
- Antepones tus “necesidades” frente a cualquier demanda familiar o del entorno. Ego is coming.
- Las tareas pendientes invaden todos los espacios del hogar, incluso la cama con tu pareja, para revisar mails en la tablet.
- Delegar es una palabra que no entiendes y piensas que si no lo haces tú, no saldrá bien. La confianza en compañeros de trabajo brilla por su ausencia.
- Dificultad, cuando no incapacidad absoluta, para admitir que no sabes algo, o que no puedes hacer algo, o sencillamente decir “no”, especialmente a tu jefe. Marcar el límite o reivindicar tus derechos te parecen un fracaso.
Trabajar para vivir, y no al revés
Desarrollar una adicción al trabajo impacta perjudicialmente en tu salud, no solo en el aspecto social o emocional señalado, también puede complicar tu estado físico a medio/largo plazo. Quienes no descansan y viven con altos niveles de estrés, tienen todas las papeletas para manifestar cuadros de ansiedad, problemas de estómago y enfermedades del corazón. ¡Y no nos referimos al mal de amores!
Muchos estudios han relacionado la incertidumbre laboral, cada vez mayor debido a la pandemia, con el miedo a perder el trabajo. Este puede ser el detonante para caer en esa situación en la que, literalmente, “vives para trabajar”. En contra de otras adicciones, esta es reconocida, incluso promovida, en algunos ambientes laborales. El objetivo, sin embargo, será alcanzar un smart working: ser productivos y eficaces conciliando con el resto de aspectos de nuestra vida.
Pautas para evitar la adicción al trabajo
Si te reconoces en algunas de las señales expuestas, es el momento de actuar. Sigue estos sencillos consejos y podrás reconducir el malestar hacia objetivos smart:
- Cumple horarios y rutinas y oblígate a desconectar mínimo antes de cenar. Sí, eso significa no mirar mails ni revisar tareas pendientes.
- Practica deporte, cuida la alimentación y el descanso (mínimo 7 horas) y dedica tiempo a un hobby, como salir de excursión o apuntarte a un club de lectura.
- Detecta el cansancio y frena a tiempo: que no tenga que pararte la enfermedad.
- Establece prioridades en la lista de “pendientes”. Esta es una herramienta básica de productividad y equilibrio entre el aspecto laboral y el personal de tu vida.
Y en caso de que veas que lo necesitas, pide ayuda, a un coach o a un psicólogo. No es signo de debilidad, sino la muestra de ser consciente y buen profesional.
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