Imagina que te quedas en paro. Lamentablemente, uno de cada cuatro españoles en edad de trabajar no tendrá que imaginar demasiado. Hay un montón de gente ahí fuera que hace lo que tú haces, que tiene tu misma preparación, tu misma experiencia. Hay quien tiene más, hay quien tiene menos. ¿Cómo distinguirte de ellos? La mejor forma es, sin duda, hacerte ver. Pero ¿a cualquier precio?
El mercado laboral, como cualquier mercado, se regula bajo los principios de oferta y demanda. Cuanta más oferta hay, más baja el precio. Cuanta más demanda hay, más sube el precio. Es fácil: cuanto más cuesta conseguir algo (en tiempo o recursos), más dinero vale también siempre que haya gente dispuesta a comprarlo. Traducido al trabajo vendría a ser algo como que cuanta más mano de obra hay disponible, más barata es esta. Triste, pero real.
Ante esa situación el mercado es implacable y, a veces, quienes hacen ese mercado, también. No falta gente que abarata costes aprovechando la situación de necesidad de la gente. Es el viejo «si tú no lo haces por este precio, otro vendrá y lo hará, y tú seguirás sin nada». Hoy en día abundan los falsos autónomos, es decir, figuras creadas por empresarios sin escrúpulos que tienen a gente trabajando a cambio de que se den de alta como autónomos. La empresa se libra de pagar cotizaciones sociales y, encima, te obliga a cumplir un horario. Esto, por desgracia frecuente hoy en día, es, además de inmoral, ilegal. Hay, incluso, casos peores como quien tiene a gente trabajando gratis haciéndoles soñar con un posible puesto de trabajo el día de mañana. De estas prácticas los becarios saben mucho.
En respuesta a este tipo de prácticas, que buscan la precarización del trabajador aprovechándose de la cantidad de parados que hay, han surgido iniciativas como #gratisnotrabajo. Es un foro nacido en Twitter para denunciar a todos aquellos que buscan sacar partido de la situación de necesidad de los demás y negarse a pagar el precio justo que tiene el trabajo que realizan.
Pero ¿y qué pasa si tengo la necesidad de trabajar no ya como forma de ganar dinero sino por mera salud mental o como forma de promoción? Imaginemos, por ejemplo, que tras un tiempo en el paro estás perdiendo el contacto con tu realidad laboral. No hay nada peor que quedarse fuera, inactivo, desconectar. Imaginemos, por poner otro ejemplo, que el desempleo te ha afectado a nivel personal y no dejas de darle vueltas a la cabeza. Necesitas hacer algo, pero nadie te paga por ello.
¿Es legítimo entonces trabajar aunque sea gratis? ¿Puede ser una forma válida de ganar visibilidad el empezar a trabajar aunque no te produzca rendimiento económico alguno? Por ejemplo, mandando tus ideas a empresas. O abriéndote una página web y colgando tus trabajos. O enviando tu trabajo a sitios para que lo usen. Es una forma de mantenerte ocupado y, a la vez, hacerte visible. Quién sabe si alguien ve tu trabajo y ahí surge una posibilidad laboral.
Opiniones hay para todos los gustos. La cuestión es, quizá, el límite. Trabajar gratis sí, solo si lo necesito y durante un tiempo, no de forma continuada para regalar mi esfuerzo a gente que saca beneficio económico con él. Trabajar gratis no, nunca, porque mi tiempo, conocimiento y esfuerzos tienen un precio que hay que pagar, porque a fin de cuentas todos necesitamos ganar dinero para vivir.
Álvaro Ibáñez (@alvy), fundador de Microsiervos, contesta:
En general estoy a favor porque es un trato que ambas partes pueden aceptar libremente. El que escribe «gratis» en realidad esta recibiendo un pago en especie –visibilidad– y si eso le parece bien, todos contentos. Se puede pensar que los medios estarían tentados de conseguir material gratis sin más, pero no creo que ningún medio serio aceptara trabajos de poca calidad solo porque le salgan «gratis», a la larga no le compensaría y demostraría un bajo criterio de calidad de ese medio. En definitiva, ambas partes pueden decidir si esas condiciones les satisfacen o no, libremente, aceptando sus consecuencias, y eso es perfectamente razonable.
A través de Twitter, opiniones dispares de @antarticonorte primero y @ManuGey después:
Depende de la experiencia laboral. Si no tengo ni idea de algo igual sí, como inversión en «educación».
Ya lo hice una vez y una y #NUNCAMÁS.
¿Y tú qué opinas? Mándanos tus argumentos en los comentarios, nuestra página en Facebook o a través de Twitter con los hashtags #yosi o #yono.
Foto: Lewis Hine (cc)
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