La Oferta de Empleo Público para 2011 se ha reducido de nuevo. Solo se convocarán 2.781 plazas, de las que 1.527 son para la Administración Central, la Policía Nacional, la GuardiaCivil y el Ejército, y 1.254 para Justicia. El objetivo es recortar el gasto –que el Ministerio de Economía cifró en 338 millones de euros– y mantener la calidad de los servicios públicos y de atención al ciudadano. Solo se sustituirá el 10% de los funcionarios jubilados, salvo en Educación, donde la tasa de reposición se eleva al 30%.

El funcionario es tema habitual de chistes y, sobre todo, de críticas por parte del resto de trabajadores. La imagen que se tiene de este colectivo es la de un grupo con un horario estupendo –solo de 8.00 a 15.00–, con escaso control de su trabajo, ya que no se mide su nivel de productividad; con un  sueldo por encima de la media y que, además, haga lo que haga, no puede ser despedido.

Con una tasa de paro del 20%y la espada de Damocles continuamente encima de la cabeza de los trabajadores de la empresa privada, no es extraño que algún día todos hayamos pensado en preparar unas oposiciones.

En España existen más de 2,6 millones de funcionarios repartidos principalmente entre las administraciones autonómicas, con un 50,6%, y locales –23,5%–mientras que la Administración general del Estado representa el 21,9%. Con este volumen, España excede los niveles de proporcionalidad de funcionarios respecto al número de ciudadanos que existen en la Unión Europea; con un 18 está por encima de Francia y Bélgica –12,5 ambos– aunque lejos de Austria, con un 23,9, o Luxemburgo, que ostenta un 21. Pero en la mayoría de los países europeos se han incluido recortes en el empleo público en el plan de ajuste para afrontar la crisis. Así  lo ha anunciado Reino Unido, con la supresión de medio millón de funcionarios, y Alemania, con 15.000, mientras que Francia e Italia han optado por la congelación salarial y Portugal por la rebaja del 5% de la nómina.

En España, la crisis también ha afectado al colectivo de funcionarios. Como señala Domingo Fernández, presidente nacional de la Central Sindical Independiente y de Funcionarios (CSI-F), «empieza a ponerse en peligro el puesto de trabajo». El tópico de que el funcionario consigue una plaza para  toda la vida no parece ajustarse a la realidad, porque existen «funcionarios interinos o empleados públicos laborales a los que no se les renueva sus contratos o que son afectados por Expedientes de Regulación de Empleo», dice Fernández, a lo que se suma la «importante pérdida retributiva que solo en el último año es el resultado de sumar el 5% a lo que hay que añadir el 3,6%de la subida del IPC».

Contra los tópicos

La reciente polémica suscitada a raíz de las imágenes de los funcionarios de la Ciudad de la Justicia de Valencia en las que se veía que, después de fichar, los empleados públicos salían del trabajo, ha puesto de nuevo en entredicho del colectivo. «Lamentablemente es un tópico que periódicamente se revive y que de ninguna manera responde a la realidad y mucho menos en la Administración de Justicia, donde los funcionarios están verdaderamente sobresaturados de trabajo», argumenta Fernández, y añade que «este tópico solo se puede combatir explicando uno a uno cuáles son los trabajos que realizan los distintos empleados públicos: maestros, policías, bomberos, médicos…».

Desde el lado de la formación, Ángela de las Heras, jefe de estudios del área de oposiciones de CEF, reconoce que «la Administración es una gran empresa, moderna y muy activa, aunque también es cierto que existen muchas diferencias de unos ministerios a otros e, incluso, de departamentos  dentro de un mismo Ministerio. Se trabaja y a buen ritmo».

De las Heras confirma que el tópico del funcionario que se «escaquea» del trabajo se ha quedado un tanto «desfasado». «Esos tópicos se basan en unos pocos malos ejemplos que en absoluto sirven para definir al colectivo de los funcionarios. La inmensa mayoría son personas absolutamente responsables y dedicadas al servicio público, personas a quienes les costó mucho conseguir su plaza y que, por lo tanto, están acostumbradas a trabajar duro y a ser muy productivas en su actividad. Además, suelen desempeñar tareas de mucha relevancia social, por lo que no pueden permitirse ser negligentes en sus actuaciones».

Según la jefe de estudios de CEF, en época de crisis es fácil quedarse con la idea de que los funcionarios tienen un trabajo seguro, «como si eso significara carta blanca para sestear. Es una idea tan absurda como injusta».

Más aspirantes

La reducción del 23,2% de los puestos de empleo público ofrecidos este año tampoco va a contribuir a mejorar la situación de los funcionarios. El problema es que cada vez se ofertan menos plazas y el número de aspirantes es mucho mayor. «Hay que tener cuidado con las convocatorias amplias, ya que, aunque puedan parecer atractivas porque se ofertan muchas plazas, eso las convierte en especialmente complicadas, ya que atraen a muchos aspirantes. Al final la competencia es muy grande, el ratio de plaza por aspirante demasiado alto y una buena preparación no garantiza resultados» explica Ángela de las Heras. Por eso recomienda «buscar oposiciones que se ajusten a las características  de cada cual y, si se dispone de tiempo y motivación, es preferible competir con un temario exigente pero adecuado a nuestro perfil que con un temario sencillo pero al que concurran muchas personas».

Sin embargo, en la situación actual es difícil encontrar oposiciones con un perfil tan concreto porque, como señala Domingo Fernández, «cada vez son más los que se presentan a las oposiciones para funcionario porque es mayor la necesidad de encontrar trabajo. La competencia es mucha. A mayor número de opositores hay que añadirle el nivel de preparación de nuestros jóvenes».

Y para terminar con los tópicos, pese a que la imagen del funcionario se corresponde con la del empleado en una ventanilla a la que acudimos para solucionar algún asunto administrativo, el volumen mayor de funcionarios se concentra en los grupos de profesores y sanitarios.