Cuando te explican en clase las fases de desarrollo de una profesión, llegas a hacerte una ligera idea de cuál es el proceso. Pero verlo en movimiento es lo que realmente te ayuda a tener una noción más ajustada sobre las dificultades o las distintas formas de hacer en cada empresa. Para eso sirven las prácticas, y con todo este boom de la formación para el empleo puedes encontrártelas de muchos tipos. Toma nota porque las necesitarás para poder certificar tu formación.
Las prácticas no laborales están diseñadas para personas jóvenes (entre 18 y 25 años) que necesitan un primer contacto con las empresas porque carecen de experiencia laboral. Los requisitos son tener una titulación oficial universitaria, titulación de formación profesional de grado medio o superior o bien un certificado de profesionalidad y no haber mantenido una relación laboral previa mayor a tres meses. La duración de este tipo de prácticas será de entre tres y nueve meses. Te entregarán un certificado de prácticas. Estas becas tienen una pequeña remuneración que será de al menos el 80% del IPREM (Indicador Público de Renta de Efectos Múltiples).
Si estás estudiando para conseguir un certificado de profesionalidad también tendrás que complementarlo con unas prácticas. El lugar donde las realices puedes proponerlo tú (la empresa tendrá que firmar un convenio) o el propio centro donde hayas realizado la formación teórica. Dependiendo del tipo de módulo tendrán una duración de entre 40 y 160 horas.
La formación profesional dual tiene una clara orientación a la inserción en el mercado laboral del sector. Por este motivo, la parte teórica y la práctica se dan casi a la par. La duración de estas prácticas suele estar entre 600 y 700 horas.
Si te encuentras terminando tu formación universitaria seguramente ya estás pensando dónde puedes hacer las prácticas. Los Centros de Orientación e Información de Empleo (COIE) en las universidades son los que suelen ocuparse de ofertarlas y formalizar los contratos de prácticas con las empresas. Tendrás que haber superado al menos el 50% de los créditos de tu titulación. Esta experiencia puede ser un trampolín para tu primer empleo. No se contempla la remuneración, aunque en algunos casos la empresa aporta una cantidad para transporte.
Contratos para estudiantes
Los contratos en prácticas constituyen una de las prácticas con relación laboral con la empresa. Para poder acceder a uno tienes que tener una titulación universitaria, formación profesional de grado medio o superior, o un certificado de profesionalidad. Si tienes menos de 30 años no se tendrá en cuenta la fecha en la que terminaste los estudios (si tienes más no podrás haberte titulado hace más de cinco años). La empresa que te contrate puede obtener bonificaciones del 50% al 75%. El objetivo es que puedas tener una primera experiencia laboral vinculada a tu titulación.
Lo contratos a tiempo parcial con vinculación formativa. Si estás desempleados/as y tienes menos de 30 años te permitirá obtener una cualificación profesional con conexión con el mercado de trabajo. En este caso tendrás que justificar que estás formándote.
Mediante un contrato para la formación y el aprendizaje, podrás hacer prácticas remuneradas en una empresa mientras estás formándote para conseguir un título a través del sistema de formación profesional para el empleo o del sistema educativo. Este tipo de contrato no podrá ser a tiempo parcial y el tiempo de trabajo efectivo no deberá superar el 75%, al menos el primer año.
Las prácticas en las empresas no solo suponen una oportunidad de experimentar lo aprendido durante tu formación, además te facilitan una red de contactos y te abren las puertas de un sector en el que poder seguir desarrollándote profesionalmente y adquirir nuevas habilidades.
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