La cada vez más delgada y porosa línea que separa los cometidos y tareas en un departamento exige nuevas habilidades para determinados puestos de trabajo. La responsabilidad múltiple configura un perfil profesional flexible, polivalente y muy valioso en determinadas posiciones. Estas personas que son capaces de llevar simultáneamente varias tareas a la vez son los multitaskers y dicen que es cosa de millenials.
Tener la pericia de trabajar en paralelo en dos o más tareas es algo a lo que las generaciones más jóvenes están adaptándose gracias a una exposición e interacción más cercana y continuada con la tecnología. Las empresas lo demandan cada vez más porque se trata de un modo de trabajar que obedece a la necesidad de ser flexible y ágil en un entorno cambiante y muchas veces impredecible.
Entrenar la distracción
La capacidad de multitasking hace referencia también a poder dar respuesta eficaz y dinámica a las diferentes necesidades que se presentan en la jornada, siendo capaz de darles prioridad y organizarlas según este parámetro.
Se podría decir que los multitasker entrenan la distracción. El cerebro tiene la capacidad de dejar en suspenso la atención donde la estaba manteniendo para volver más tarde al mismo punto. Pero cada vez que cambia de tarea ha de adaptarse a la nueva actividad. Conseguir hacer esta transición de forma diligente es cuestión de entrenamiento, de haberlo hecho una y otra vez para llegar a ejecutarlo sin apenas perder el hilo.
¿Es eficaz el multitasking?
Pero trabajar de esta forma ¿es realmente tan eficaz? Está demostrado que el cerebro humano solo tiene capacidad para prestar atención simultáneamente a un número muy reducido de cometidos, uno o dos como máximo. Dependiendo de la modalidad de tareas que se integren en una actividad multitasking, estas se podrán llevar a cabo con mayor o menor pericia.
Para poder acometer tareas de forma simultánea es necesario que las actividades pertenezcan a diferentes rangos. Por ejemplo, hablar y escuchar, que son actividades que pertenecen a la misma modalidad, es muy difícil que se realicen al mismo tiempo. Las tareas que pueden hacerse mecánicamente, como sacar un café de la máquina, se pueden dar en paralelo sin mucho problema mientras seguimos con la reunión al teléfono. Otro tipo de acciones, como por ejemplo redactar este post, que exige que un alto nivel de atención, puede difícilmente simultanearse con cualquier otra actividad.
Pero esta habilidad pone en cuestión la productividad. La transición entre diferentes tareas provoca un cansancio extra. El cerebro se agota antes que cuando se concentra en una actividad única. La productividad puede llegar a descender en un 40% según algunos estudios. Se es capaz de trabajar rápidamente en varias tareas, pero el rendimiento en el cómputo final disminuye.
Quizá lo más interesante de esta cualidad es la polivalencia. No limitarse a actuar en un área sino ser capaz de tener una visión holística de la empresa y aportar soluciones en cualquier ámbito. Ofrecer soluciones de forma transversal.
El ecosistema del multitasker
También se tienen que dar las condiciones propicias para que esta cualidad pueda desarrollarse o establecerse. Hablamos de que las personas con estas cualidades solo pueden prosperar en una organización donde los procesos están clara y previamente bien definidos. Pasar de una tarea a otra, una vez interiorizado, tendrá más que ver con un proceso mecánico que con un proceso creativo, que exige la máxima atención. Además debe reinar un clima de confianza y cierta autonomía en la toma de decisiones.
Esta capacidad de realizar varias tareas a la vez con diligencia se atribuye a las mujeres, aunque no hay estudios científicos que avalen esta información. Quizás no tienen una habilidad cognitiva especial, pero sí un entrenamiento basado en la experiencia de simultanear y organizar en varios frentes a diario, lo que las hace en general muy competentes en esta habilidad.
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