A estas alturas todos tenemos un pasado. Todos acudimos al mundo laboral con nuestros problemas y con nuestras vivencias, tanto positivas como negativas.
Pero al acudir a una entrevista de trabajo, no sé por qué, sale todo. Lo hacemos con toda la naturalidad. Sin embargo, estamos cometiendo un grave error que hará que no me seleccionen.
Situaciones negativas en el pasado
Todos hemos pasado por ellas en el mundo laboral y en la vida privada. ¿Sí? A quién no le ha pasado que el jefe le ha despedido después de un tiempo trabajando en la empresa, un compañero/a o superior no se comportó como tú esperabas, cuántas entrevistas de empleo fuiste y no te llamaron, cuántas veces te prometieron renovaciones, ascensos, aumento de salario, reducción de horas y se olvidaron de hacerlo…Y más (añade las que tú tengas ahí dentro).
¿Y si fueran positivas?
Lo entiendo…
El odio, el dolor, el rencor, la rabia, el resentimiento está ahí. Se nota que aún no has cerrado esa parte de tu vida laboral. Y al contrario también lo entiendo. El querer volver a trabajar en una empresa y en un puesto tan “perfecto”, también hay que cerrar esa etapa.
¡No lo cuentes todo en la entrevista!
En el momento de ponernos delante de un entrevistador, preguntarnos por nuestra experiencia y nos falta tiempo para que salga todo lo que llevamos dentro…. Y ese es el error.
Ninguna empresa, ningún entrevistador aguanta que alguien se pase un segundo hablando mal de otra empresa, sobre todo, con rencor, con odio. Ni va a seleccionar a nadie que hable glorias de otra empresa, dejando la suya a un nivel un poco más inferior.
Esto que estoy contando es más habitual de lo que creemos. Al realizar las entrevistas de orientación, y preguntar qué tal en esa empresa…Y se empieza a largar …El problema no es que lo cuentes. El problema que soy yo quien te hago la entrevista y a mí no me gusta escucharlo.
Ponte en estas situaciones
- ¿Aguantarías una cita con una persona que se pasara todo el rato contando lo horroroso (o lo maravilloso) que era su ex pareja?
- ¿Volverías a invitar a una amiga a tu casa, cuando al enseñarle el piso nuevo, con la ilusión que tenemos al tener nuestro nuevo hogar, se pasara todo el rato contando lo maravilloso que es la casa de su otra amiga?
Piénsalo. Lo mismo que harías tú, lo hace la empresa
Cómo corregirlo
El primer paso es reconocer que tienes dolor, odio, mal recuerdo… por algo que te pasó y que te afecta a tu vida. Tienes que saber que nadie cuestiona tus sentimientos y estás en todo tu derecho de vivirlo como quieras o como puedas.
El dolor es el resultado de algo que nos ha hecho daño. El daño te vino, no tuviste nada que ver. No lo puedes controlar. Sin embargo, el dolor sí. Para ello tengo que aprender a limitarlo.
No hacerlo hace que los demás vean de mí (sobre todo la primera vez que me ven) a una persona rencorosa, conflictiva, que viene con problemas. Y esa no soy yo. Soy una trabajadora cualificada, con capacidad de trabajo, que quiero aprender, que trabajo en equipo y que estoy preparada para incorporarme al puesto requerido.
Ten en cuenta que por mucho que lo cuentes, por mucho te lo digas, la situación no se va a recuperar ni a volver. Forma parte de nuestra vida. Nos va a ayudar a vivir el presente y afrontar el futuro.
Conclusiones: Muérdete la lengua si quieres ese puesto
En todos los manuales de entrevista de trabajo te dicen que seas tú. Y sí estoy de acuerdo, pero con matices.
A nadie le gusta oír hablar mal de la empresa (de las personas) que hace poco (o algún tiempo) formaron parte de tu vida. Lo que das a entender es que no has cerrado puerta y que no estás preparado para abrir otra. Y, sobre todo, que hablarás mal de tu empresa allí a donde vayas.
Lo que siempre digo es que de toda experiencia se sacan aspectos positivos y son los que tenemos que destacar a la hora de buscar empleo. Verlos como una fortaleza, como algo diferente que puede ayudarme a destacar en el mundo laboral tan competitivo.
Así podré tener fuerza para responder a las preguntas que no quiero responder. Por eso hay que prepararlo. No una hora antes de la entrevista. Si es tu caso, empieza ahora.
Planteemos que no queremos responder. Vamos a suponer una situació: Estuve trabajando en una empresa en donde se trabajaba con presión, sin ayuda, tenias que hacerlo tu todo. Bien, ¿qué digo? La respuesta a la pregunta qué tal en el puesto XXX sería (algo así): muy bien. Aprendí a resolver la situación que se planteaba en cada momento. Esto significó que me especialicé en XXX, logré tener unos conocimientos actualizado sobre XXX y también a trabajar con objetivos.
Cuando la pregunta nos puede resultar comprometida, nunca mentir, sino contestar de una manera más fría posible. No entrés. Intenta salir.
Por ejemplo. Si nos cuesta afrontar una ruptura sentimental o una enfermedad. No entres. Si te preguntan por qué durante un tiempo no trabajaste o no te formaste, no des detalles, no son importantes para el puesto.
Plantéalo de la siguiente manera: estuve buscando cursos y trabajo, pero la situación de estos años, me fue imposible. Acudí a entrevista a la empresa XX y XX, pero no me seleccionaron. Como los cursos sobre la materia XXX no me seleccionaba o no los había, decidí aprender por mi cuenta. Así que me puse a ver tutoriales sobre XXX y por eso le pose en el currículum que tengo conocimientos de XXX.
Eso sí, lograste que saliera de lo que no querías, pero va a comentar lo que sabes sobre esa materia…. Así que a verte videos.
Para finalizar. Tenemos que saber que cuando empresa busca a un trabajador, lo hace porque lo necesita. Las entrevistas no se realizan porque quieran cotillear. Los entrevistadores son profesionales que están haciendo su trabajo.
Nosotros enviamos nuestro currículum y acudimos a una entrevista porque nos interesa trabajar en ese puesto y en esa empresa.
No es necesario contar nuestra vida, sino lo que tenemos que decir es lo bueno que somos para hacer ese trabajo y que podemos afrontar las tareas, responsabilidades con profesionalidad.
El pasado nos ayuda a aprender. El presente a vivir. El futuro a soñar.
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