El Día Internacional de la Mujer se celebra cada 8 de marzo para poner de manifiesto la desigualdad que existe en el mundo entre hombres y mujeres, y reivindicar la necesidad de mejora de las condiciones de la población femenina. El avance de las mujeres en todos los ámbitos profesionales, tanto en la creciente asunción de puestos de mayor responsabilidad como en cuanto a la mayor participación en actividades que antes eran exclusivas de los hombres ha sido espectacular gracias al empuje de la lucha feminista.
La crisis del COVID impacta con mayor fuerza en el empleo femenino
Sin embargo, la pandemia ha dejado al descubierto que todavía queda mucho por hacer. El impacto sobre el empleo femenino, el deterioro de su calidad y el empeoramiento de las condiciones laborales ha sido especialmente duro con las mujeres. Estos son algunos datos.
El personal sanitario ha sido duramente golpeado por la COVID-19. Doblando turnos, trabajando en condiciones de riesgo máximo y estrés y sufriendo una profunda frustración ante el descontrol de la enfermedad. El 70% de los profesionales sanitarios en el mundo son mujeres, un 84% enfermeras, según datos de la OIT (organización Internacional del Trabajo).
Pero también son mayoría en muchos de los empleos que han sido considerados esenciales como son los servicios de limpieza, el cuidado profesional de personas o la atención al cliente en el sector de la alimentación. Estas profesiones presentan un mayor riesgo de contagio al virus, lo que se ha traducido en un mayor número de bajas laborales en la población femenina, según publica el Instituto de Estadística de Madrid.
Las mujeres han compensado el cierre de los servicios públicos
Han asumido en mayor medida el cuidado de personas dependientes (ancianos, niños y personas enfermas) durante los confinamientos y las cuarentenas debido al cierre de colegios, centros de día y en general, aquellos servicios de cuidados obligados a cerrar ante el peligro de la expansión del virus. Mujeres en su mayoría han sido las que se han hecho cargo de la atención a estas personas vulnerables reduciendo sus jornadas o, incluso, dejando sus empleos.
Han sufrido en mayor medida el impacto en la pérdida de empleos derivado de la crisis, ya que el sector del turismo y la hostelería está altamente feminizado. Por ejemplo, en las actividades de alojamiento y servicios de comidas las mujeres suponen un 54,1% de la población dedicada a estos menesteres. La pérdida total de empleo femenino ha sido de un 5% en las mujeres frente al 3,9% de los hombres, según los datos del informe del Observatorio de la OIT: La COVID‑19 y el mundo del trabajo.
Maestra, trabajadora y cuidadora. La jornada durante las cuarentenas se triplica
Las mujeres han podido teletrabajar más. Pero, lo que puede verse como una ventaja, en muchos casos ha implicado un empeoramiento de sus condiciones laborales. Al trabajar desde casa las jornadas se han alargado llegando incluso hasta la noche. Tener que compaginar en el mismo espacio el cuidado de dependientes, atender a tareas escolares y responsabilidades domésticas con teletrabajo ha provocado una dilatación extenuante de la jornada.
Un ejemplo podemos verlo en la disminución de la producción académica femenina. Durante el confinamiento el número de informes registrados elaborados por mujeres descendió entre un 8% y un 12% según un estudio de la Universidad de Montreal y de Indiana.
El empleo femenino se ha precarizado en este último año. La brecha de género se ha ensanchado significativamente, según apunta el informe del BBVA Diversidad de género y formación. Teniendo en cuenta los datos del INE, este informe señala que la tasa de desempleo a finales de 2020 ha sido de un 18,39% para ellas y un 14,39 % en los hombres. El número de ocupados descendió mucho los primeros seis meses del año pasado, sobre todo en las mujeres. La recuperación de finales de año ha sido mayor en ellos por lo que la distancia se ha agrandado.
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