En una entrevista siempre debes mostrar la mejor versión de ti mismo. No obstante, lo ideal en este contexto es dejar a un lado la sinceridad extrema. Cada persona tiene sus propias virtudes y defectos, pero no es el momento de exponer estos últimos abiertamente. La actitud también es un gran componente si quieres saber cómo prepararte para una entrevista de trabajo. En este sentido, merece la pena hacer un pequeño esfuerzo por mantener un talante adecuado y tener en cuenta estas tres claves imprescindibles.
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Cuida los modales
Puede que los que te conocen sepan que tú siempre llegas tarde y puede que todavía no seas consciente de que es una falta de consideración para quien te espera. Si no eres capaz de asumir esto, vas a perder muchas oportunidades porque llegar tarde es lo peor que puedes hacer en una entrevista. Sal con tiempo para tomarte antes un café o, si no queda más remedio y por las circunstancias no vas a estar a la hora, avisa con toda la antelación que sea posible.
Ser prudente es otra actitud muy bien valorada por los reclutadores. Esto supone que no debes hablar mal de los sitios donde has trabajado ni contar confidencias sobre la gente que sigue trabajando allí. No es el momento de hacerlo. Si has tenido una mala experiencia, no vas a tener tiempo para exponerla en toda su dimensión y, en lugar de ganarte el favor de los que te entrevistan, puede que te observen con reticencia o incluso con desconfianza.
Practicar técnicas de comunicación asertiva es imprescindible. Dejar terminar de hablar es también un formalismo que se agradece mucho. Si estás acostumbrado a interrumpir, trata de practicar antes de presentarte allí y toma conciencia de cuándo lo haces. Resulta muy molesto y provoca indignación en tu interlocutor, lo que se traducirá en un argumento en contra de tu candidatura.
Sería genial poder aparcar los nervios antes de entrar a una entrevista y pasar tan tranquilo; sin embargo, esto no suele ser lo habitual. Tratar de dominarlos es complicado, pero puedes seguir algunas pautas para que tu semblante no sea demasiado histriónico. No es un aspecto determinante, no debes obsesionarte, ahora bien, la tranquilidad transmite confianza, lo que sin duda es un punto positivo para tu candidatura.
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Mejora la imagen
Con el paso de los años, muchas personas generan un estilo propio de vestir. No hay por qué renunciar a él, no hay que tratar de disfrazarse. Solo hay que tener en cuenta ciertos aspectos a la hora de entender cómo prepararte para una entrevista de trabajo.
- Si tiendes a la extravagancia, modera un poco los contrastes.
- Si es posible, elige un atuendo neutro. Tu actitud debe destacar más que tu indumentaria.
- Revisa que todas las prendas estén en buen estado, sin descosidos y sin desgaste por el uso.
- Revisa también que no tenga manchas o suciedad, especialmente el calzado y los puños y cuello de las camisas.
Por otro lado, mantén una higiene corporal adecuada. Ve limpio a la entrevista. No abuses del perfume, hay gente muy sensible a los olores. Presta atención a las uñas, tus manos son un vehículo de comunicación y estarán siempre visibles.
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Pule la comunicación
Qué duda cabe que expresarse bien es siempre una manera eficaz de comunicarte con tus interlocutores. Te entenderán mejor y la entrevista será más fluida. Puede que no tengas muchas habilidades expresivas, no es necesario tenerlas, pero debes estar pendiente de no cometer incorrecciones o de no emplear expresiones demasiado vulgares.
Trata de no usar palabras complejas, sobre todo si no tienes costumbre de hacerlo, puedes dar una impresión demasiado impostada y las posibilidades de cometer un error se multiplican. Utiliza un lenguaje sencillo y directo.
Conviene que sepas cómo prepararte para una entrevista de trabajo de forma previa. Busca algo de información sobre la empresa, como el tamaño, si han publicado algo sobre sus objetivos o su misión, si está en crecimiento, cuánto tiempo lleva dedicándose al sector, si es una compañía de referencia, si tiene sedes en otras ciudades… Siempre gusta que los candidatos sepan algo de la empresa que inicia el proceso de selección.
No hagas preguntas poco afortunadas, como cuánto se cobra o cuál es el horario. Si te seleccionan, tendrás oportunidad de preguntarlo y evaluar entonces si te interesa la propuesta que te hacen.
Ten en cuenta estas tres claves siempre que te enfrentes a una entrevista. No des por hecho que tu CV te respalda tanto que no necesitas estar pendiente de estos detalles. En una entrevista no solo se evalúa la trayectoria anterior, sino también las cualidades más destacadas de la persona candidata para desempeñar un puesto de trabajo en determinada empresa y convivir a diario con el resto de la plantilla.
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