El mal ambiente en la oficina provoca que los empleados vayan a trabajar sin ganas, de mal humor, y termina siendo como una bola de nieve que cada vez se hace más y más grande hasta que estalla. La competencia entre empleados es una de las razones de que se generen estos malos rollos, sobre todo cuando las cosas están tensas porque se lucha por el puesto de trabajo en momentos de crisis.
En muchas ocasiones, esta tensión con los compañeros viene dada porque se lucha por objetivos individuales en lugar de por objetivos grupales. Los objetivos grupales crean equipo y compañerismo, mientras que los objetivos individuales (comisiones por ventas, cubrir cuotas) crean una situación de competencia que en muchos casos se vuelve malsana.
El estrés por el miedo a perder el trabajo también puede terminar en situaciones de mal rollo entre compañeros, porque muchas veces se intenta por todos los medios mantener el puesto, pasando por encima de quien sea para conseguirlo. Así se destruye el compañerismo y se llega a situaciones muy tensas.
Los jefes tienen mucho que aportar para evitar malas caras entre los empleados. Lo primero que deben ser es transparentes, para que los trabajadores se sientan parte de la empresa al conocer lo que ocurre en ella. Así también se evitan sorpresas, ya que los trabajadores sabrán cuándo será necesaria una reducción de sueldo o hacer horas extras sin pagar, por ejemplo.
Otro punto que los jefes pueden aportar para contribuir al buen ambiente de la empresa es favorecer una fluida comunicación, entre los trabajadores y con ellos. De este modo, podrán detectarse los problemas que haya entre empleados y resolverlos antes de que lleguen a convertirse en problemas aún mayores.
En caso de problemas entre empleados, ha de evitarse que lleguen al terreno personal y resolverlos en el seno de la empresa, dentro de lo posible. Para resolverlos han de usarse criterios profesionales.
Hay prácticas que debe un trabajador evitar para llegar a tener malas relaciones con sus compañeros. Es mejor llevarse bien con los compañeros que estar peleándose por conseguir un beneficio o incentivo que quizá termine llevándose otro que no lo merece tanto. Un mal ambiente en el trabajo termina por llevar al trabajador a una situación incómoda en la que será menos productivo y hará peor su trabajo. Eso puede terminar pasando a un plano personal y desembocando en verdaderos problemas, como depresiones. Está claro que llevarse bien con los compañeros es una buena opción.
Las empresas en las que mejor ambiente hay son en las que se buscan objetivos comunes, fomentando la competencia colectiva de la empresa, no la individual. Los beneficios de estas empresas se suelen repartir, así que, para sacar adelante el trabajo de la mejor forma, es mejor llevarse bien con los compañeros y crear equipo para buscar el beneficio de todos.
Si tu empresa pide que los trabajadores sean competitivos entre sí, lo mejor que puedes hacer es luchar por tu éxito sin pisar a nadie, y ser un buen compañero de trabajo. Así evitarás los malos rollos.
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Imagen con licencia CC (Flickr) de Sara Ashley