Todo el mundo ha estudiado alguna vez en su vida. Y todo el mundo ha usado más o menos las mismas técnicas: subrayar en un libro, hacer resúmenes, preparar chuletas, memorizar los datos, crear acrónimos para acordarse de un determinado hecho… Decenas de técnicas de las que es difícil saber su utilidad. Al menos hasta ahora. Un estudio comprensivo de la American Psychological Science Association ha evaluado diez técnicas de autoaprendizaje y las ha calificado por su efectividad.

Efectividad elevada.

Hacerse a uno mismo exámenes. Como el nombre indica, consiste en hacer exámenes de práctica para afianzar los conocimientos. El ejemplo perfecto sería el carné de conducir y los ‘tropemil tests’ que sueles hacerse antes de ir a la parte teórica.

Distribución del tiempo de estudio. Que levante la mano el que no haya estudiado el último día a base de café. Pues que sepas que es de las peores cosas que puedes hacer, ya que si distribuyes el tiempo entre sesión y sesión de estudios y haces otras actividades en medio tu cerebro y tus notas te lo agradecerán.

Efectividad Media.

Explicación de conceptos: Consiste en crear una explicación del motivo por el que un dato o un concepto es verdadero. Aplicable sobre todo en las ciencias, también puede servir en una conversación de bar.

Autoexplicación: Consiste en comprender cómo la nueva información que tenemos está relacionada con la que debimos aprender en ocasiones anteriores. Un gran ejemplo sería la historia y su río de acontecimientos.

Estudio con intervalos: Magnífico para la gente que se aburre cuando pasa una mosca. Para hacer esta técnica habría que distribuir a lo largo de una sesión de estudio diferentes materias y problemas. Posible para un chaval de instituto, pero difícil que un adulto haciendo un máster de especialización puede usarla.

Efectividad baja.

Resumir, subrayar y releer: Estas tres técnicas clásicas suelen usarse en conjunto y, según los autores, lían al estudiante, que puede perder el enfoque global del texto y acabar destacando cosas que no son las más importantes.

Relacionar palabras clave: Muy usado en los idiomas, consiste en relacionar una palabra en español con una cacofónicamente similar en inglés y establecer una imagen mental en la que ambos objetos se unan, como por ejemplo ‘goose’ (ganso en inglés) y gusano. El problema con esta técnica es que no logra resultados perdurables en el tiempo.

Usar imágenes o sonidos: Completar lo leído con imágenes mentales no es al parecer de los autores buena idea ya que la mayoría de los materiales de estudio son difíciles de resumir en una imagen clara. Si observamos por ejemplo Las Lanzas, de Velázquez, es imposible si no lo aprendemos saber todo el contexto que lleva a su verdadero título: La Rendición de Breda.