La automatización de procesos es el típico avance que cuenta con un doble impacto, esto es, efectos tanto positivos como negativos para el empleo. La pérdida de trabajos es notable, con especial incidencia en aquellos que tienen mayor riesgo de automatización (manuales y rutinarios) pero surgen nuevas oportunidades para trabajar en colaboración con robots. Son tres los principales procesos que simplifican estas tareas. ¿Dónde están las oportunidades para el empleo en convivencia con estos tipos de automatización?
Las macros, acortar secuencias para simplificar
En primer lugar, hablaremos de las macros dentro de las aplicaciones informáticas. Las macros son patrones que ejecutan una secuencia que debe repetirse en un proceso. Son una especie de secuencia replegada en la que, con una sola acción, se despliega una cascada de acciones de forma automática. Esto, por un lado, reduce mucho el tiempo en la ejecución de tareas, pero, además, minimiza las probabilidades de error. El ejemplo que suele ponerse para explicar lo que es una macro es el de los atajos del teclado o del móvil. Gracias a las macros no es necesario recordar toda la serie, tan solo una y se simplifica el proceso. Por lo tanto, no es necesario que el usuario que ejecuta sea especialista.
En un proceso sin macro la persona tendría que cumplir cada una de las tareas que conlleva el proceso, requeriría de un conocimiento muy especializado. En uno asistido por un macro, estos cometidos se ejecutan automáticamente en el orden establecido cuando alguien le da al botón.
Es verdad que ya no sería necesario el puesto de la persona que activa cada una de las tareas, pero sí de quien diseña el proceso, quien lo programa y quien da la orden de que se inicie. Ahí es donde estarían las oportunidades de empleo.
Los servicios de mantenimiento automatizado de los procesos IT
Del trabajo de mantenimiento y actualización de los sistemas informáticos se encargan procesos llamados ITPA. (IT process automation). Estos procesos automatizados asisten a las tareas rutinarias de los departamentos informáticos que tienen que ver con la actualización de los sistemas. Están orientados a facilitar la configuración, coordinación y gestión automatizada para integrar en los flujos de trabajo y alertar o poner en funcionamiento tareas si se producen errores. Por ejemplo, dando respuesta a incidencias, incluso resolviendo automáticamente problemas. Gracias a estos procesos las operaciones de IT se optimizan.
Por último, estarían los sistemas RPA (Robotic Process Automations). Este tipo de tecnología consiste en el uso de un robot para interactuar con software como si lo hiciera una persona. Un ejemplo para el que es habitual este tipo de tecnología es el procesado de facturas. Una persona tendría que encargarse de que cada factura que llega se adjudique a la responsable de compras correspondiente para validarla. Esto podría hacerlo un sistema de RPA en unos segundos, cuando al humano, normalmente le lleva quince minutos cada una. La máquina, además, lo resolvería sin errores.
La oportunidad está en saber manejar estas máquinas
Todas estas tecnologías sirven para que los procesos sean más ágiles, seguros o, incluso, con una mayor calidad. Y más económicos pese a la fuerte inversión inicial que suponen. Pero, en la mayoría de los casos la información debe estar estructurada, es decir, carecer de ambigüedad, ya que ninguno de estos procesos podría tomar una decisión o descifrar información más compleja (aunque habría que valorar el potencial del machine learning en el que los robots son capaces de aprender solos algunas pautas).
Estos sería los casos, además de en el propio diseño y puesta en marcha de cada uno de los sistemas, en los que sería imprescindible la intervención de las personas. Por supuesto, sería necesaria una formación adecuada para el manejo de este tipo de software avanzado.