Si tu supervisor fuera sustituido por un robot, ¿qué cosas crees que haría mejor? Y, por el contrario, ¿en qué facetas crees que tu jefe superaría a una Inteligencia Artificial? La Federación Internacional de Robótica (IFR) informa que el ritmo de crecimiento del stock de robots en el mundo durante la última década ha sido del 16% por año. Para 2021 habrá unos 3,8 millones de robots en el mundo. Algunos de ellos harán las funciones de los jefes. ¿Qué puestos están en riesgo de automatización?

Los robots ganan a los jefes en cuanto a eficacia, pero no se ponen en tu lugar

Hasta un 64% de las personas consultadas en un estudio elaborado por la empresa Oracle y la consultora Future Workplace (se hicieron 8.970 entrevistas a empleados en todo el mundo) respondieron que confiarían más en un robot que en sus gerentes. Pero no para todo. Ofrecer información imparcial, respetar horarios de trabajo, resolver problemas y gestionar un presupuesto fueron las tareas donde los jefes perdieron frente a los robots.

Sin embargo, los trabajadores consultados pusieron en valor la empatía de un jefe de carne y hueso frente a una máquina, la capacidad para formarlos y valoraban el que fueran capaces de motivar impulsando la cultura corporativa.

Siempre hablamos de que el riesgo de automatización lo sufren puestos que realizan labores muy mecánicas y repetitivas. En los trabajos que requieren poca cualificación la probabilidad de que sean sustituidos por inteligencia artificial crece cada año, y todo apunta a que la pandemia está acelerando esos procesos.

Pero determinadas labores de supervisión y control de la gestión ya están siendo encomendadas a máquinas. Por ejemplo, las que descartan candidaturas que no cumplen con requisitos, controlan horarios de los empleados o miden tiempos de ejecución para asignar nuevas tareas.

Otro riesgo de la automatización: la compleja relación con un jefe-robot

Una serie de cuestiones suponen un desafío en la relación humano máquina y más si éste es tu jefe. Un jefe robot no entendería el componente emocional en el comportamiento y la motivación de un empleado humano. No tendría en cuenta las circunstancias personales del empleado como, por ejemplo, si ese día se ha levantado más cansado de lo normal. Exigirá el mismo (o mejor) nivel de productividad sin atender a otras cuestiones. Algo que sí podría intentarse con un jefe.

Esta exigencia de máxima optimización de las tareas confrontaría con los derechos laborales. Los humanos tenemos derechos laborales porque nuestra dimensión humana excede la del entorno laboral. No somos solo máquinas de trabajar, si no que se contemplan condicionantes que afectan a nuestro desempeño, algo que una máquina es difícil que detecte y sea capaz de valorar.

Otra cuestión interesante relacionada con el riesgo de la automatización es que un algoritmo no deja de estar diseñado por una (o varias) mentes humanas que contemplan el mundo desde una visión sesgada e interesada. El algoritmo, por tanto, hará una ejecución impecable, pero siempre actuará con el mismo prejuicio. Privilegiará unos aspectos sobre otros y aplicará la misma vara de medir sin tener en cuenta la variedad y diversidad de las circunstancias de una persona. Por ejemplo, alguien con una discapacidad o que lleva siete horas seguidas trabajando.

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Una menor capacidad para tomar decisiones

Otro aspecto para la reflexión es que puede verse deteriorada la capacidad para la toma de decisiones de las personas. Es cada vez más habitual recurrir a un algoritmo, para que decida por su solvencia para analizar el máximo de variables y ser capaces de tomar una decisión más eficaz. Las personas están abandonando estas competencias, corriendo el riesgo de inhabilitarse para la toma de decisiones.

Una menor autonomía es algo que también podría señalarse en este sentido. Cada vez se deja más en manos de las máquinas cosas que hacíamos poniendo en funcionamiento nuestras recursos y habilidades (¿cuánto hace que no miras un mapa para ir a un sitio nuevo?).

Con todo, quizás forma parte del nuevo paradigma al que estamos asistiendo donde los humanos, jefes y empleados, nos especializaremos en tareas donde las máquinas no llegan para dejar a los algoritmos, simplemente, que nos hagan la vida más fácil.