Si has llenado el depósito de gasolina, ya sabes el impacto de las asimetrías entre la subida de los salarios y la del IPC. La pérdida de poder adquisitivo de los trabajadores es la primera. Pero la negociación acelerada, con la invasión rusa de Ucrania de fondo, incluye también a las empresas, instándolas a que recorten su margen de beneficio. Mientras, la cesta de la compra sube, los suministros se encarecen, los cuellos de botella no ayudan y los ahorros se agotan.
Consecuencias de la inflación
La situación tras la pandemia era delicada por la crisis energética. Sin embargo, la inflación ha seguido creciendo hasta el actual 7,6%, según el Banco de España. Esto significa que los precios suben. Pero no necesariamente los salarios, o no al mismo ritmo. Con lo que el poder adquisitivo, es decir, la capacidad de consumir y ahorrar de los trabajadores, disminuye.
Con la subida de la cesta de la compra, de los combustibles y progresivamente del resto de productos, la capacidad de ahorro ha mermado y la prometida recuperación económica tras la pandemia, se ha desinflado. Sumado a los cuellos de botella que se están produciendo en las cadenas de suministro, el proceso necesario para alcanzar los datos deseados se ralentiza.
El número de trabajadores que tienen protegido su poder adquisitivo por la cláusula de su contrato de garantía salarial no llega a la cuarta parte de la población. El contexto actual es que los salarios han subido 5 veces por debajo que la inflación. Los buenos datos en el empleo, la vuelta a la actividad turística y los efectos de los fondos europeos podrían ser contrarrestados por esa subida de la inflación.
Y es que cuanto más rápidamente se acelera la inflación, mayor es la pérdida del valor del salario mínimo real. El impacto negativo puede afectar también a las pensiones. Y si se prolonga en el tiempo, incluso al funcionariado. La tensión crece entre las empresas, que no quieren perder el margen de beneficio ni recortarlo, y los trabajadores, que se mantienen en la cuerda floja entre lo que ingresan y lo que gastan.
Repartirse las pérdidas
Con el PIB aún no recuperado tras la pandemia, la subida inferior de los salarios penaliza el poder adquisitivo de los trabajadores. Según el presidente del Banco de España, para que haya ganancias en el futuro es necesario que cada agente económico asuma ahora una parte de las pérdidas. Por eso, plantean que se repartan las pérdidas entre empresarios y trabajadores
Desde el gobierno, se ha promovido una negociación entre los distintos agentes, empresas y sindicatos, para alcanzar un acuerdo. La tendencia a subir a la alza los precios asociada a la pandemia, se refuerza con las consecuencias de la inflación por la guerra en Ucrania. Los salarios pactados por convenio subieron de media un 2,26% hasta febrero, según los datos de la estadística de negociación colectiva del Ministerio de Trabajo. Suben, pero no al ritmo del Índice de Precios de Consumo (IPC).
Empleos que te pueden interesar
Entradas relacionadas
¡Encuentra formación a tu medida!
Sigue a Infoempleo