El trabajo de plataformas, parte fundamental de la gig economy, incorpora a un número creciente de personas en todo el mundo cada año. Sobre todo, aquellas que tienen dificultades para acceder al mercado laboral normalizado como personas con discapacidad, trabajadores migrantes o jóvenes.
¿Cómo están afectando las plataformas digitales de trabajo a las condiciones y derechos laborales? ¿De qué manera están impactando en la economía? ¿Qué desafíos y ventajas suponen para las empresas “tradicionales”?
La ILO (International Labour Organization) ha elaborado el informe Perspectivas Sociales y del Empleo en el Mundo: El papel de las plataformas digitales en la transformación del mundo del trabajo que pone el foco sobre ellas con el objetivo de detectar necesidades, apuntar oportunidades y superar dificultades que garantice un trabajo decente para todas. Nos hacemos eco de algunos aspectos interesantes para conocer más sobre este fenómeno que está transformando el mundo del trabajo.
Un aumento espectacular en diez años, sobre todo en tres países
Entre los años 2010 y 2020 el número de plataformas digitales se ha multiplicado por cinco. Aunque ha sido generalizado en todo el globo este crecimiento ha sido especialmente significativo en tres países: Estados Unidos, Reino Unido y la India.
Dependiendo del tipo de servicios que ofrecen la ILO clasifica a estas plataformas en dos. Las plataformas basadas en la web, es decir, aquellas en las que se realizan encargos en línea. Entre los más habituales el diseño y desarrollo de software, análisis de datos, programación o la redacción de contenidos, la traducción o servicios jurídicos. Como también tareas de menor duración como el etiquetado de contenido, o renombrar imágenes.
Y aquellas basadas en la ubicación. En este caso, quién presta el servicio se desplaza hasta el lugar de quien lo solicita. Como es el caso del reparto a domicilio, el trabajo doméstico o el de las reparaciones.
Casi un tercio de la población del norte global ha trabajado para una plataforma digital
El trabajo en estas plataformas ha supuesto una oportunidad de conseguir ingresos a muchas personas que se han encontrado con serias dificultades para acceder al mercado laboral. Dieron respuesta a la anterior crisis, la de 2008, y con la actual desencadenada por la covid han experimentado un gran impulso. Algunas estadísticas señalan que entre un 0,3 % y el 22 % de la población norteamericana y europea ha desempeñado algún empleo a través de estas plataformas.
Pero, si bien ha sido una salida para conseguir ingresos en situaciones donde el mercado laboral tradicional no era capaz de absorber la demanda, la popularización de estas formas de trabajo está obligando a redefinir las relaciones laborales por el desafío que suponen en las legislaciones laborales y en cuanto al papel que juegan, como competencia o aliadas, del resto de empresas.
Principales desafíos que plantean las plataformas digitales
La mayoría de los trabajadores de las plataformas digitales no están cubiertos por la seguridad social ni por sistemas de protección como cualquier otro trabajador (desempleo, enfermedad, sistema de protección frente a la jubilación), a pesar de que se enfrentan a diario a nivel importante de riesgos en cuanto a seguridad y salud en el trabajo.
La pandemia de la COVID-19 ha desvelado algunos de los peligros para la salud que corren los trabajadores de las plataformas digitales. Por ejemplo, el estrés por FOMO, fear of misig out. La asignación de los encargos en estas plataformas está mediada por un algoritmo que tiene en cuenta el número de veces que se aceptan o rechazan tareas. En función de este criterio los trabajadores no son libres de regular su propio ritmo (como le sucedería a un trabajador autónomo) porque este sistema penaliza (aparecen menos encargos disponibles) a quién no se adecúa al flujo de peticiones. No estar disponible (mising out) significa tener menos oportunidades de asumir encargos en el futuro en una lógica en la que son necesarias asumir muchas para conseguir unos ingresos aceptables debido al bajo coste de cada una de ellas.
En este sentido, quienes más sufren las consecuencias de esta modalidad de trabajo son los trabajadores de plataformas basadas en la ubicación: riders, conductores o transportistas que hacen jornadas semanales de entre 59 y 65 horas para conseguir un salario que les permita sostenerse.
Las empresas también encuentran a las plataformas digitales como aliadas
También son muchas las empresas que utilizan estas plataformas para llegar a un mayor número de clientes. O bien para adaptarse a las limitaciones que está provocando la pandemia. Muchas pymes están utilizando las plataformas de ubicación para poder dar servicio a sus clientes, sobre todo en el comercio minorista o en la restauración.
También las grandes utilizan a trabajadores de plataformas basadas en la web. Las posibilidades de acceso a un mercado global de trabajadores con competencias variadas o escasas suponen ventajas en cuanto al ahorro de costos de contratación o la innovación, en la competición por el talento.
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