Jóvenes en bicicleta portando grandes mochilas en forma de cubo de colores llamativos ocupan las carreteras de las ciudades en todas direcciones. Forman parte de los trabajadores de plataformas o los gig workers. Estos son los más visibles pero la gig economy, la economía de los encargos, crece y está introduciéndose para cada vez más servicios.
Gig quiere decir bolo, actuación puntual, en el lenguaje de los artistas. Es decir, la prestación de un servicio de forma ocasional. Lo que nació como repuesta a la gran crisis del empleo de 2008, cuando las tasas de paro se dispararon, se hace hueco en cada vez más territorios ofreciendo servicios o habilidades a la carta para tener ingresos y se ha convertido en la forma de vida de muchas personas.
En España, un 2% de los trabajadores utilizan las plataformas como trabajo principal, un 6% la utilizarían como fuente de un ingreso importante (el 25% de su salario) y un 8% la utilizarían al menos una vez al mes, según la encuesta Platform workers in Europe: Evidence from the COLLEEM survey
Trabajos a medida, personalizados, por tiempo limitado
Todo se puede trocear y customizar para ofrecer un servicio completamente ajustado a las necesidades del cliente.
Explica el estudio Plataformas y Gig economy en el trabajo cualificado, elaborado por el Equipo de investigación FINDeR que estos aglutinadores digitales funcionan como un mercado intermediario de tareas y que contemplan tres elementos principales: clientes, plataforma y trabajador. Engloban tanto trabajo de baja cualificación (repartos) como de alta cualificación (trabajo creativo y multimedia o desarrollo de software). Entre los trabajadores más cualificados estarían los freelancer de toda la vida que tienen acceso, gracias a las plataformas, a un sinfín de potenciales clientes. Estos trabajadores autónomos online cuentan con habilidades con alta demanda que le permiten organizarse como quiera y llevar el control de su trabajo.
Las microtareas son las que forman el grueso de las demandas de gigworkers en las plataformas digitales. Para estas actividades se requiere de una cualificación menor y se trata de labores más rutinarias. Puede ser el etiquetado de contenido digital o la vigilancia de contenido ofensivo.
Los derechos laborales de los gigworkers
Una de las dificultades a las que se enfrentan los países es al desafío que estas plataformas suponen para sus legislaciones ya que esta forma de trabajo todavía no se ajusta a los corpus laborales que contemplan, solo tangencialmente, los derechos laborales de estas personas. Por este motivo empiezan a surgir iniciativas que dan cobertura y tratan de garantizar y defender unas buenas condiciones de trabajo a estos trabajadores como, por ejemplo Fair Work, que trabaja en colaboración con la ILO (International Labour Organisation).
Los riesgos y las ventajas de trabajar en una plataforma
Además de una significativa accidentalidad, los estudios señalan que entre los riesgos principales de quienes trabajan en plataformas están la ansiedad FOMO (Fear of mising out), es decir, miedo a no estar disponible. Esto, además de suponer que no entran ingresos, tal y cómo señalan trabajadores de estas plataformas, el algoritmo penaliza la no disponibilidad y reciben menos encargos en lo sucesivo si durante un tiempo no han podido asumirlos.
Es fundamental también el grado de participación en la plataforma. Quienes solo reciben ingresos por esta vía trabajan un número incierto de horas. Muchas veces hasta alcanzar unos mínimos diarios suficientes a los que cuesta llegar ya que los ingresos por tarea son bajos y la ganancia se encuentra en hacer el mayor número de ellas.
Flexibilidad, autonomía…y eludir la discriminación laboral
Por el lado de las ventajas, los principales beneficios que ven a esta forma de ganarse la vida son la flexibilidad y la autonomía. También señalan como importante el control sobre las tareas que se eligen, ya que pueden decidir cuándo y cuántas asumen.
Otra de los beneficios que ven atañe a quienes sufren discriminación en el mercado laboral, por ejemplo, por la edad, ya que por la vía del encargo de tareas online es más fácil sortearla.
Además, hay quienes utilizan estas plataformas como forma de adquirir experiencia laboral o como muestra de su trabajo en el caso de las profesiones más creativas.
El crecimiento de la gig economy en todos los ámbitos hace necesaria la puesta en marcha de medidas que asegurar estándares de calidad, acceso y garantía de derechos laborales para el futuro del trabajo.
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