En octubre de 2020 el Ministerio de Trabajo junto con el de Igualdad anunciaron la aprobación de medidas para hacer efectiva la igualdad real en materia de retribución entre hombres y mujeres. El Real Decreto 902/2020 otorgaba un plazo de seis meses para que las empresas se adaptaran a esta norma que exige el registro de las retribuciones de las personas que trabajan en las empresas diferenciando entre hombres y mujeres con el objetivo de acabar con la brecha salarial.
¿Cómo detectar la brecha salarial?
Los seis meses han transcurrido y el pasado 15 de abril se presentó la herramienta IR (Igualdad Retributiva). Una exhaustiva hoja de cálculo en la que las empresas podrán reflejar las características de la retribución de todas las personas de la plantilla distinguiendo por sexo, categoría, tipo de contrato, grupos profesionales o puestos.
No obstante, aunque la nueva ley obliga al registro de estos importes para todas las empresas, independientemente de su tamaño, el uso de la herramienta no lo será.
Ir (hacia la igualdad), como han llamado a esta aplicación, tiene un doble objetivo, según señalan las responsables. Por un lado, identificar dónde se está produciendo la brecha salarial en las retribuciones ya que no es fácil de detectarlo. Por el otro, que sirva para concienciar sobre esta discriminación.
La discriminación se produce, fundamentalmente, de forma indirecta
La ley garantiza que hombres y mujeres deben cobrar lo mismo por la realización de trabajos de igual valor. Las empresas deben ajustarse a los importes que se fijan en los convenios colectivos y en ellos no puede haber distinción entre lo que cobran mujeres y hombres cuando realizan tareas de igual valor.
Sin embargo, la diferencia entre lo que cobran hombres y mujeres es de un 21,7%, según muestran los últimos datos del INE. Las causas objetivas, como la diferencia en cuanto a la formación, por ejemplo, no son suficientes para explicar esta disparidad.
Para explicarlas, las técnicas responsables del diseño de la herramienta puntualizan que la clave está en la diferencia entre retribución y salario. El salario, efectivamente, está establecido por convenio y pagar cantidades diferentes a hombres y mujeres por desempeñar funciones similares no es legal. Pero las retribuciones, aquellos importes que reciben los trabajadores y que escapan al marco regulador de los convenios, están sujetas únicamente al criterio del empleador. Hablamos de pagas de beneficio, pluses de productividad, incentivos y otros importes que complementan el salario. Son estos extras los que marcan las diferencias en muchas ocasiones.
Una herramienta para corregir y concienciar
El segundo objetivo de la herramienta es sensibilizar sobre la desigualdad retributiva entre hombres y mujeres y favorecer la toma de conciencia sobre ella, según declaran desde los ministerios implicados. Muchas veces las inercias, los prejuicios o los hábitos y las costumbres en las empresas normalizan conductas discriminatorias que son difíciles de detectar o que se justifican mediante razones propias de otros tiempos. IR pretende ser un instrumento que sirva para hacer pedagogía sobre la brecha salarial de género, tanto a empresas, trabajadores y trabajadoras como a la sociedad en general.
La herramienta está diseñada con una perspectiva que permite identificar claramente dónde se producen las diferencias y aflorar la desigualdad, si la hubiera, para poder rectificar. Aquellas empresas en las que se detecte que la diferencia es mayor a un 25% deberán incorporar medidas con carácter de urgencia para acabar con ellas.
Transparencia y planes de igualdad para acabar con la brecha salarial
El principio de transparencia retributiva que incorpora el decreto ley junto con medidas como la que obliga a que las empresas de más de cincuenta trabajadores implanten planes de igualdad constituyen las principales pautas encaminadas a corregir esta discriminación.
Algo fundamental que es importante señalar es que esta herramienta se ha creado gracias al trabajo conjunto entre patronal, sindicatos e instituciones, lo que le confiere una garantía de estabilidad y consenso necesaria para erradicar este tipo de discriminación de nuestro mercado laboral.
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