Es imposible plantearse la creación de una empresa sin una idea inicial de negocio. Además, cuanto más original y creativa sea esta idea, más probabilidades de éxito tendrás. Sin embargo, dar con esa «ocurrencia genial» no es fácil porque, en muchas ocasiones, lo que creemos que es innovador ya existe, y en otros casos no resulta un negocio viable.

Aunque no es necesario que se trate del invento del siglo para que un negocio funcione bien, lo cierto es que al menos debe suponer una nueva forma de gestión, una visión innovadora de un servicio o bien una nueva manera de prestarlo a los usuarios.

A simple vista esto parece algo complicado, y desde luego no es fácil, pero la situación más inesperada (una noticia en prensa especializada, una mala experiencia sufrida con algún servicio, la detección de una necesidad insatisfecha en tu entorno o incluso hablar con amigos) puede proporcionarte la clave que necesitas para poner en marcha tu propia empresa.

Fuentes de inspiración

Buena parte de los profesionales que se convierten en autónomos montan negocios relacionados con su profesión o con aficiones personales que son campos que controlan y en los que les resulta más fácil detectar carencias y encontrar buenas ideas.

Otros encuentran la inspiración observando a la gente que les rodea, poniendo en marcha productos y servicios que puedan servir para mejorar sus vidas.

Uno de los métodos más utilizados por los emprendedores es transformar o mejorar una idea de negocio que ya funciona, dotándola de nuevos usos, nuevas formas de venta o introduciendo algún servicio o elemento que les sirva para diferenciarse de la competencia.

Otra fórmula es aprovechar el impacto que genera un nuevo producto en el mercado y tratar de cubrir alguno de los huecos que se abren a su alrededor (como, por ejemplo, los negocios que han surgido en torno a la venta de complementos para las últimas generaciones de smartphones y tablets ). 

También existe la posibilidad de inventar algo totalmente nuevo. Esto es un poco arriesgado, porque no sabes cómo va a reaccionar el mercado. Se trata de un salto al vacío sin red, que requiere tener una gran confianza en eso que has creado, saber con absoluta seguridad que no existe nada igual en el mercado e investigar qué competencia podrías tener. Incluso es recomendable que realices previamente un pequeño estudio entre los posibles clientes para tener una idea de la acogida que tendría ese servicio o producto.

Negocios que ya existen

Conocer lo que se hace fuera de nuestras fronteras puede servir de gran ayuda. Si vivimos en un mundo global, entonces… ¿porqué un producto o servicio que funciona bien en EEUU no puede tener éxito aquí? Importar un modelo de negocio que ha triunfado en otro país y adaptarlo a nuestro mercado es una vía diferente para explotar una buena idea con la que montar un negocio.

Otra opción es entrar a formar parte de una franquicia. Lo mejor de esta fórmula es que puedes copiar un modelo de negocio que ya ha tenido un éxito demostrado, lo que ofrece una mayor seguridad, además de poder contar con el apoyo (en logística, marketing, comunicación…) de una marca consolidada. Pero también tiene sus inconvenientes. Los más importantes, la falta de libertad del empresario en la toma de algunas decisiones y el escaso margen de beneficios, en algunos casos. Para conocer el estado actual de las franquicias que trabajan en nuestro país puedes echar un vistazo a la información que ofrece el registro de franquiciadores del Ministerio de Industria, Turismo y Comercio.

Mide tus posibilidades

Desgraciadamente, no todas las buenas ideas dan lugar a buenos negocios, por eso es muy importante que antes de ponerte en marcha analices en profundidad qué vas a ofrecer, si tendrá hueco en el mercado y si puedes afrontar los recursos que te harán falta para llevar a cabo tu idea.

En la página de Infoautonomos puedes encontrar un test interactivo que te ayudará realizar una primera evaluación de las posibilidades que tienes. Y si decides seguir adelante, recuerda que el segundo paso que debes dar es plasmar esa idea de negocio en un plan económico, pensado y estructurado al máximo, que te ayude a saber si tu idea puede transformarse en una empresa rentable.