Emprender

El último informe GEM, elaborado por el IE Business School, revela que el índice de actividad emprendedora total cayó un 27,1% en España entre julio de 2008 y julio de 2009. A pesar de ello, la creación de una empresa propia, el montar una franquicia o el trabajar como autónomo o freelance son diferentes modalidades de autoempleo que facilitan la incorporación al mercado laboral y el desarrollo profesional.

Cada una de las alternativas sigue desarrollos distintos y se ajusta mejor a unas personas que a otras, ya que depende de la idea de negocio, de las inquietudes que tenga el emprendedor y de los objetivos que se persigan.

● Empresa propia: Crear una empresa y ser empresario permite tener la libertad de elegir cómo será la empresa, qué producto se va a ofrecer, cómo se va a vender, a quién se va a vender, quienes van a ser los colaboradores, etc. En definitiva, uno elige la forma de guiar su vida laboral y la de un grupo de personas.

Sin embargo, la mayoría de las personas siguen pensando en emplearse por cuenta ajena porque consideran que hay dificultades infranqueables a la hora de crear una empresa. Las razones más citadas para no plantearse esta alternativa son no tener una idea de negocio y falta de recursos financieros.

Efectivamente, para poner en marcha una empresa uno tiene que ser capaz de detectar una oportunidad de negocio. En general, la mayoría de las empresas que se crean no se deben a grandes inventos ni a desarrollos científicos muy avanzados, sino que intentan cubrir de manera sencilla necesidades que existen en el mercado. La otra gran dificultad que encuentran las personas que quieren crear una empresa es la inversión que requiere. A nivel regional se puede acceder a diferentes ayudas orientadas a este colectivo.

● Franquicia: Es un sistema de colaboración entre una empresa matriz (franquiciador) y otras muchas futuras empresas (franquiciados). La colaboración consiste en la cesión por parte del franquiciador al franquiciado de una marca, producto o servicio, donde el franquiciado es responsable de la inversión inicial y de la gestión del negocio. Dicha colaboración no significa una relación laboral, sino que las dos partes, aun siendo jurídicamente independientes, contraen una relación empresarial bajo la forma de contrato de franquicia.

De forma sintética se puede decir que el franquiciador debe tener capacidad de liderazgo, proyección de futuro, dotes comerciales, fe ciega en su negocio y capacidad de trabajar en grupo, mientras que el franquiciado debe ser emprendedor, tener capacidad de gestión, dedicación plena y respeto a las acciones globales.

La franquicia, como proyecto empresarial, tiene más ventajas que inconvenientes. Para el franquiciador la expansión de su idea de negocio a través de una red de franquicias supone revestirse de una mayor fuerza para competir en un mercado que en el caso de actuar solo le supondría invertir más tiempo y dinero. Para el franquiciado supone emprender un negocio con un mínimo riesgo, ya que su viabilidad está probada, además de contar con la experiencia y el saber hacer adecuado para el negocio. Como inconveniente está la limitación en la toma de decisiones, renunciando al perfil del empresario innovador y aventurero.

● Autónomo o freelance: El mercado de trabajo no puede absorber al número total de demandantes de empleo. Un elevado porcentaje de desempleados se compone de jóvenes que recientemente terminaron sus estudios y de profesionales con bastantes años de experiencia víctimas de reajustes de plantilla. Son colectivos que, bien por falta de experiencia, bien por exceso de edad, tienen bastantes dificultades para encontrar un trabajo. Con un poco de habilidad e ingenio uno puede decidir trabajar para los demás de manera individual.

El trabajador autónomo, en sentido restringido, es aquella persona que se convierte en su propio jefe, que no depende de nadie y que, por lo general,  no tiene empleados a su cargo. Es una persona que ejerce la actividad profesional de manera esporádica, ocasional o de forma permanente para empresas o particulares. En sentido amplio, trabajador autónomo es aquella persona que crea su propio negocio y que está sometido a  un régimen específico de la Seguridad Social.

Los trabajadores autónomos y los freelance son personas que ejercen su actividad profesional por libre, que tienen que buscar clientes y convencerlos de que ellos pueden cubrir una parte de sus necesidades de producción. No es un camino fácil, pero la constancia y la fuerza de voluntad puede dar como resultado trabajar en aquello que a uno le gusta, bajo la responsabilidad de uno mismo.