La teoría de la FP Dual suena muy bien: aproximadamente un tercio de la formación del alumno se realiza en el instituto mientras que los dos tercios restantes se desarrollan en una empresa, con un sueldo mensual en concepto de prácticas remuneradas.
No es la panacea, pero casi, para acabar con el altísimo paro juvenil que sufre España (del 79% entre los jóvenes de 16 a 19 años), viene a decir el ministro de Educación, Cultura y Deporte, José Ignacio Wert. “Lo que pretendemos es que la FP dual sea una modalidad perfectamente integrada en el sistema educativo en paralelo a la convencional.
De tal forma que el estudiante que se sienta atraído por este tipo de FP que permite trabajar desde una edad más temprana, lo va a poder hacer de una forma mas integrada en el sistema educativo”, explica el ministro.
Hacer una FP basada en el modelo alemán
Existe, además, otro argumento, más bien una necesidad de darle la vuelta a la tortilla, como exponíamos hace unos meses en este mismo blog: oponer a la emergente figura del ni-ni, que ni estudia ni trabaja, la opción contraria, la del y-y, el joven que estudia y también trabaja. En Alemania, el caso de éxito que siempre sale a colación, funciona para jóvenes a partir de los 16 años, que se forman durante dos o tres cursos cobrando entre 300 y 800 euros al mes y cotizando a la Seguridad Social; el 78% es contratado al terminar sus estudios. La fórmula, que ha llevado a los alemanes a una de las tasas de paro juvenil más bajas de su historia, implica que Gobierno y empresas financian, sindicatos respaldan y las cámaras de comercio ejercen de árbitros entre compañías y centros de formación.
La pregunta es si será posible trasladar el modelo a España. El Ministerio está convencido de que sí. Las cámaras de comercio alemanas y españolas acaban de firmar un acuerdo para implantar la FP Dual en España. La Rioja anuncia su estreno en un módulo de Soldadura y Calderería del Instituto Cosme García (entre 10 y 12 alumnos con una paga de 400 euros mensuales, según está previsto). Igual que Asturias.
La Comunidad de Madrid lo contempla para 750 estudiantes (que ganarán 450 euros al mes) de dos centros educativos: Profesor Raúl Vázquez, en el Ciclo Formativo de Grado Superior de Mantenimiento Aeromecánico, hombro con hombro con Iberia, Cassidian y Swiftair; e IES Clara del Rey, en el Ciclo Formativo de Grado Superior de Desarrollo de aplicaciones multiplataforma, con Zed, Microsoft y Hewlett-Packard.
La Generalitat de Cataluña apuesta por esta modalidad para potenciar sectores afectados por la crisis como el textil o el de la restauración; y, en paralelo, colabora con la Asociación Hispano-Alemana de Enseñanzas Técnicas (ASET): firmas como Aldi o Bertelsmann se han enrolado a la causa.
Contratos de formación con sueldo
También surgen sistemas privados. Desde este curso, Seat aplica un plan docente en su Escuela de Aprendices que supone incrementar el número de horas un 57% (de 2.950 a 4.625) y dividir a partes iguales el tiempo destinado a formación y a trabajo. Los alumnos firmarán un contrato de formación y aprendizaje con una remuneración mensual de 250 euros los aprendices de primer curso, de 420 los de segundo, de 530 euros los de tercero.
La idea es que comiencen a aparecer los proyectos pilotos para ir tendiendo a su generalización en cursos sucesivos. Serán las necesidades de los empleadores, y la coyuntura económica, los que determinen cuántos reclutas, y con qué especialización. El economista Santiago Niño Becerra ha declarado que la idea le parece “una maravilla”, pero avisa de las diferencias abismales entre el tejido productivo germano, que fabrica con un “muy alto valor añadido”, y español. ¿Cuántas empresas podrán invertir los 15.000 euros necesarios en esta iniciativa?, se pregunta. Por ese dinero, y aún por menos, es triste decirlo, se puede contratar a una persona a tiempo completo, y sin necesidad de formarla. En los ejemplos vistos hasta ahora figuran grandes compañías pero recordemos que el 98% del tejido empresarial patrio está formado por pymes.
La experiencia del País Vasco
En 2007, el País Vasco inició una experiencia de Formación Profesional Dual llamada Ikasi eta Lan (Estudiar y Trabajar). Duró tres cursos, entre grandes dificultades. Porque era complicado encontrar firmas que se incorporaran al programa, porque comenzó la crisis, porque resultaba insostenible para la Administración, según enumera, entre otras razones, un informe sobre este modelo de FP elaborado en febrero por la Federación de Trabajadores de la Enseñanza, FETE-UGT. El sindicato duda de hasta qué punto es extrapolable la fórmula alemana. Y plantea muchas cuestiones: ¿sobrarán profesores en la FP convencional?, ¿qué ocurrirá cuando a un alumno le atraiga una formación que no le interese a las empresas o se considere sin demanda en la actual coyuntura económica?, ¿y si abandona?, ¿cómo se formarán los guías que habrán de orientar a los estudiantes dentro de una compañía?, ¿qué medidas de control se arbitrarán para garantizar un correcto aprendizaje y evitar abusos?
Iremos viendo si estas preguntas encuentran respuestas.
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