Las personas que obtienen sus ingresos a través del empleo informal suelen llegar a esa situación motivadas por la necesidad y las circunstancias antes que por una decisión meditada. Si te encuentras en esta situación seguramente no has tenido tiempo de reflexionar sobre las consecuencias de trabajar sin contrato o crees que no tienes otra alternativa. A continuación, te vamos a dar cuatro razones para rechazar el trabajo no regulado.

Qué es el empleo informal

El empleo informal no es un fenómeno reciente en absoluto, pero aflora especialmente en momentos de crisis económica e incertidumbre. La reciente situación derivada de la pandemia, y la escalada inflacionista provocada por la situación internacional, lo convierte en una ocasión ideal para reflexionar sobre su naturaleza y sus riesgos.

La Organización Internacional del Trabajo (OIT) define de esta forma el empleo informal como “todo trabajo remunerado (p.ej. tanto autoempleo como empleo asalariado) que no está registrado, regulado o protegido por marcos legales o normativos, así como también trabajo no remunerado llevado a cabo en una empresa generadora de ingresos. Los trabajadores informales no cuentan con contratos de empleo seguros, prestaciones laborales, protección social o representación de los trabajadores.”

No todos los colectivos están igualmente representados en la economía informal. Aunque, según los datos proporcionados por la OIT, la brecha se ha ido cerrando, las mujeres se ven más afectadas que los hombres.

Los jóvenes son otro colectivo que a menudo se ve obligado a aceptar trabajos no remunerados, a cambio de adquirir la experiencia laboral necesaria. Así mismo, los niveles bajos de educación y formación dejan pocas opciones a muchas personas.

Las personas inmigrantes también se encuentran en una situación especialmente vulnerable, que puede reducir su capacidad de negociar y exigir sus derechos. Con frecuencia, se ven obligadas a trabajar sin ninguna seguridad laboral.

Pero, a pesar de que se trata de una situación a la que las personas se ven abocadas por las circunstancias psicosociales y personales, los riesgos a corto, medio y largo plazo no dejan de ser reales. Aquí tienes algunas razones por las que no debes aceptar un empleo informal.

Trabajadora informándose acerca de en qué consiste el trabajo informal

Renuncias a tus derechos

Aunque la expresión popular “es que me retienen mucho del sueldo” está muy extendida, y es la principal excusa para cobrar en negro, debes saber que no estás recuperando tu dinero si no renunciando a tus derechos.

Cada día que trabajas sin contrato, y cobras tu sueldo de manera no regulada, es un día que no estás cubierto por los derechos de los trabajadores. No estarás cotizando, y por lo tanto estás quitándole poder adquisitivo a tu jubilación.

No tendrás derecho a baja por contingencias comunes

Si padeces algún accidente o necesitas ser operado, o cualquier otra contingencia común, dependerás de la buena voluntad de tu empleador, que no tendrá ningún compromiso legal contigo al respecto.

En el caso de que decida no despedirte, casi con total seguridad, los días que no puedas ejercer tu labor serán días que no cobrarás.

Si te despiden, te quedarás sin nada

Cuando tu jefe decida prescindir de tus servicios, podrá hacerlo sin razón ni excusa alguna, y además no tendrás derecho a paro. De la noche a la mañana te encontrarás sin trabajo y sin dinero.

Estarás en una situación de máxima vulnerabilidad, que te impedirá buscar un empleo acorde a tus necesidades. Y, por lo tanto, corres el riesgo de volver a verte en una situación similar.

Si tienes un contrato laboral que solo cumple con el SMI y cobras en negro el resto de tu remuneración, es importante que recuerdes esto: estás cotizando por lo que declaras, no por lo que percibes. Por lo tanto, tu prestación por desempleo y tu jubilación se calcularán a partir de ahí.

El empleo informal está expuesto a cualquier clase de abuso laboral

Dado que careces de contrato de trabajo y no estás cubierto por el Estatuto de los Trabajadores ni por convenio alguno, tu empleador puede cambiar tus horarios a voluntad, aumentar su jornada de trabajo o negarte descansos de cualquier tipo, por más razonables que sean.