En la noche del 26 al 27 de octubre se producirá un cambio de hora. Este cambio tiene sabor agridulce: ganamos una hora más ese día, pero nos mete de lleno en el horario de invierno, con menos luz solar. Unos aprovecharán esa hora para remolonear un poco más en la cama, pero hay a quién le pillará trabajando y ese día hará una hora de más. ¿Se paga ese tiempo de extra trabajado?

Trabajos que se ven afectados por el cambio de hora

Trabajadores nocturnos y servicios de 24 horas están afectados dentro de su jornada laboral por el cambio de hora que se produce dos veces al año. En otoño por exceso y en primavera por defecto. Para tratar este punto son los convenios colectivos los que incluyen algún artículo donde se especifica el tratamiento que tendrá esa hora de más o de menos. En ausencia de ello, se recurre al artículo 35 del E.T. que trata las horas extraordinarias.

Por lo tanto, la hora de más que trabajaría un empleado nocturno, si esta excediera su jornada máxima laboral, se compensaría como hora extraordinaria o en tiempo de descanso en los cuatro meses siguientes.

Para el resto, las consecuencias del cambio de hora pueden suponer que durante unos días la adaptación nos hace estar más somnolientos. Aunque esto sería solo en el caso del cambio de primavera que resta una hora de sueño. El buen descanso tiene que ver con la segregación de melatonina, vinculada a la exposición de la luz solar. El cambio de hora no supone una adaptación progresiva. Si no que, de forma brusca, el organismo debe acomodarse al reajuste de las rutinas. Esta falta en la calidad del descanso puede tener consecuencias perjudiciales en trabajos que entrañen peligrosidad.

¿Por qué cambiamos la hora?

Mover una hora en verano respecto al horario de invierno para mejorar el aprovechamiento de la luz solar y el ahorro del carbón, fue una idea que se puso en marcha durante la Primera Guerra Mundial. Después, de forma progresiva, la fueron adoptando varios países en el hemisferio norte. Fue entonces cuando se estableció el DST (Daylight Saving Time) u horario de verano. Con la crisis del petróleo de los años setenta se recuperó de nuevo esta práctica de ahorro energético.

En el año 2001 una normativa europea fijaba la obligatoriedad de los dos cambios de hora en el año: en octubre (último domingo) y en marzo para facilitar las comunicaciones y transportes en toda Europa. Sin embargo, los motivos sobre el ahorro energético que provoca este cambio siempre están puestos en cuestión, y se confrontan con las consecuencias perjudiciales que tienen en el organismo por el desajuste con los biorritmos.

Esto fue lo que motivó que la Comisión Europea lanzara una consulta a la ciudadanía europea el año pasado. El 80% de las personas que respondieron dijeron que no a los cambios de hora. Aunque fue meramente consultivo, no vinculante, se decidió retrasar la decisión de eliminar los cambios de hora hasta el año 2021.

Concretamente, en España la consulta dio como resultado que los españoles prefieren el horario de verano. Es el preferido también por el sector turístico, por las posibilidades de aprovechamiento de la luz solar para las actividades de ocio. Y este es un ramo con gran peso en la economía nacional.

cambio de hora

Y, además, un huso horario diferente

Pero es que, en nuestro país, además de las consecuencias que puede tener en el organismo el cambio de hora, se suma el hecho de que no nos encontramos en el huso horario que nos corresponde. El horario que tienen los países se establece teniendo en cuenta que, si la Tierra tarda veinticuatro horas en girar sobre su eje, se pueden establecer veinticuatro zonas que dan lugar a los usos horarios.

El meridiano de Greenwich es el que establece la zona UTC 0 el huso horario que correspondería a nuestro territorio. Es el mismo que tiene Londres y Canarias (es decir, una hora menos). Sin embargo, nuestro horario es UTC+ 1 en invierno y UTC + 2 en verano.

Esto obedece a razones políticas del pasado que conservamos desde entonces: Franco quiso hermanarse con el régimen de Hitler y cambió nuestro horario por el de Berlín, al que le corresponde el huso horario UTC +1. En marzo de este año se decidió en el parlamento que, por el momento, no se cambiaría ese huso horario heredado de aquellos tiempos.