Las consecuencias sociales y económicas derivadas de la pandemia y la guerra en Ucrania también se notan en las relaciones laborales. La inestabilidad e incertidumbre de los mercados y las economías mundiales ha sacado a la luz prácticas poco éticas, como el llamado despido silencioso o quiet firing. Tras los casos de renuncia silenciosa de los últimos meses, asistimos ahora a una situación que, sin embargo, no es ni mucho menos nueva.
¿Qué es y cómo se manifiesta el despido silencioso en una empresa?
El Quiet Firing es aquella situación en la que un trabajador comienza a detectar que no se está contando con él en la empresa. Entre otras, las sensaciones son de abandono, rechazo o descapitalización profesional. Una práctica que se lleva a cabo en silencio desde la dirección (de ahí su denominación) y con la que se busca la renuncia voluntaria del empleado sin tener que recurrir a su despido.
Podemos hablar de Quiet Firing o despido silencioso cuando observamos situaciones como las siguientes:
- Aumento excesivo del volumen de trabajo: se produce sin una justificación clara ni una organización adecuada de esta nueva situación. Suele contribuir al aumento del estrés y el malestar del trabajador. También puede provocar errores lógicos en el desempeño de la tarea, que podrían tener consecuencias negativas objetivas a corto o medio plazo.
- Paralización drástica de proyectos: o bien la finalización definitiva de aquel en el que se desempeñan habitualmente las tareas. Esto puede provocar que el trabajador quede en una especie de limbo funcional, pendiente de resolver que se alargue intencionalmente en el tiempo.
- Reorganización de equipos: constantes reubicaciones del trabajador o la eliminación progresiva de las responsabilidades de este dentro del grupo.
- Reducción de presupuesto: provocando un bloqueo y la imposibilidad de alcanzar los objetivos propuestos para condicionar el trabajo del departamento o del empleado.
- Ausencia de promoción y desarrollo: una evidente falta de reciclaje en el puesto de trabajo, así como de proyectos laborales u opciones de movilidad dentro de la compañía.
- Congelación salarial arbitraria: cuando existe un agravio comparativo con trabajadores de la misma categoría, departamento o responsabilidad funcional.
¿Qué se puede hacer ante una situación de despido silencioso?
Evidentemente, ante una situación de despido silencioso el trabajador debería actuar de inmediato. Podría optar, por ejemplo, por intentar reconducir el problema con las herramientas que tenga a su alcance: más proactividad, más compromiso, mejor actitud o mayor comunicación. De igual forma, podría valorar poner los hechos en conocimiento de la dirección de la empresa para intentar reconducirlos conjuntamente.
Sin embargo, es evidente que en la mayoría de las ocasiones esto no es suficiente. En ese caso, el trabajador deberá valorar seriamente las opciones que le quedan dentro de la empresa y, principalmente, estudiar las posibilidades que existan fuera. Igualmente, puede estudiar la opción de denunciar el Quiet Firing ante la autoridad competente.
Por su parte, las empresas tienen que ser conscientes de que este tipo de prácticas influyen de forma directa en el clima laboral. No contribuyen a la motivación del equipo ni a retener talento e inciden en la rentabilidad a medio plazo. Por lo tanto, el coste que la empresa asume con este tipo de prácticas es inversamente proporcional a su beneficio.
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