No procrastinar en el trabajo empieza por ser consciente de la situación. Tanto si es falta de motivación, deseo de gratificaciones inmediatas o distracciones, hay técnicas que te pueden ayudar a concentrarte y ser eficaz. Define cuál es tu posición en la empresa, pregunta por las expectativas y el tiempo de los entregables. Adquiere hábitos y rutinas que te permitan relajar la voluntad. Pero, sobre todo, asume las riendas de tu trayectoria profesional hacia la eficacia y evitando la ansiedad o el estrés.

Cómo No Procrastinar en el trabajo

Para no procrastinar en el trabajo es necesario lo primero saber de lo que hablas. Con procrastinar se entiende ese aplazamiento del cumplimiento de tareas por otras menores. O directamente cayendo en distracciones o pasatiempos. Tradicionalmente, se ha vinculado a la falta de motivación. Y es posible que esta sea una razón. Pero también hay otro factor en juego: el deseo de recompensa inmediata en lugar del esfuerzo hacia el resultado a largo plazo.

Sigue estos 5 consejos para no procrastinar:

  • La solución empieza por conseguir gratificaciones durante todo el proceso.
  • También es necesario entender claramente cuál es tu posición dentro del engranaje de la empresa. Los datos señalan que una cuarta parte de los trabajadores no ven la relación entre sus tareas y los objetivos estratégicos de la compañía. Esto es alarmante porque ¿cómo vas a sentirte motivado y comprometido sin establecer esa conexión?
  • Es muy recomendable que aclares con tu responsable cuáles son las expectativas respecto a tu trabajo y para cuándo.
  • Cuanto más clara y concreta sea la información menos probabilidades de procrastinar tendrás.
  • Además te van ayudar los hábitos y rutinas que aflojen la presión de tener que ejercitar la voluntad constantemente.

Consejos para no Procrastinar en el trabajo

Repercusiones de controlar el tiempo

Gestionar el tiempo y la libertad es una responsabilidad seria. Seguro que te has escuchado diciendo: “no tengo tiempo” cuando sabes que lo que quieres decir es: “no le he dado prioridad a esta tarea”. Así, la primera tarea con la que tienes que ponerte para dejar de procrastinar es la de controlar el tiempo. Tan peligroso es el exceso de actividad como ver la fecha del entregable lejana en el horizonte. Esta situación puede hacer que te relajes, y luego de verdad se te eche el tiempo encima.

Las consecuencias del estrés provocado por la procrastinación van desde problemas de salud, como insomnio o fatiga, hasta un impacto negativo en la trayectoria profesional. Además del riesgo de perder el empleo puedes generar una mala reputación difícil de corregir.

El primer paso para que no te agobie una demanda excesiva es separar esa gran tarea en pequeños pasos. Y después priorizar. Controlar el tiempo implica ser organizado y hacerte caso. Sí, nadie va a dirigirte en este sentido. Tienes que asumir el mando. Piensa que el tiempo no lo puedes gestionar, es decir, el tiempo va a pasar independientemente de lo que hagas. Pero organizar las tareas y jerarquizar depende de ti.

Por último, si la presencia del teléfono móvil por ejemplo es demasiado tentadora, es tan sencillo como alejarlo de tu lugar de trabajo. Lo ideal sería apagarlo, pero eso puedes dejarlo para el siguiente nivel. No tengas miedo a ser el dueño de tus circunstancias. Te sorprenderás con los resultados.

Solo actúa y comienza con pequeños tramos como en la técnica de Pomodoro. Veinticinco minutos de concentración pueden ser de lo más motivadores.