Estar focalizados en lo que hacemos es fundamental en el desarrollo de cualquier tarea. Pero sobre todo lo es en el trabajo. Actualmente, sin embargo, esto es cada vez más difícil. Hay muchos elementos que nos distraen de lo que estamos haciendo: redes sociales, correos, interrupciones y un largo etcétera. Saber concentrarse en el puesto de trabajo nos hace ser eficientes y marca la diferencia.
La importancia de concentrarse en el trabajo
Cada tipo de empleo tiene sus propias peculiaridades. Pero todos necesitan de concentración para llevar a término las tareas del día.
En el mundo en el que vivimos, estamos sometidos a continuas interrupciones. Mensajes de redes sociales, notificaciones, correos electrónicos o compañeros con peticiones son algunas de las distracciones más frecuentes.
Pero ser capaz de concentrarse en el trabajo es fundamental para ser eficiente. Para cumplir con las obligaciones de cada día y cometer el menor número de fallos. También para sacar el máximo partido a nuestras soft skills.
Todo ello hace que destaquemos y aumentemos el valor de nuestra marca personal. Y si lo que hacemos es trabajar en equipo, que los objetivos comunes se cumplan.
La base es la organización
Concentrarse en el trabajo es imposible si no se tiene claro qué es lo que hay que hacer. Por eso el primer paso es planificar la agenda. Por semanas y días. Así tendrás una visión clara de las tareas que debes realizar.
Una vez que tengas esta información, el siguiente paso es establecer una jerarquía. Ordena las tareas de mayor a menor importancia. A las más urgentes y más complicadas deberás dedicarles más tiempo. Y de calidad, resérvales los momentos en los que estés más despejado. Establece también los horarios en los que contestarás a los correos electrónicos.
En la planificación de tu agenda debes reservar también tiempo para descansar. Al menos 5 minutos por cada hora de trabajo, como en la técnica Pomodoro. No los dediques a estar frente a una pantalla para no cansar tus ojos.
Un espacio de trabajo ordenado también te será de ayuda. No perderás tiempo en buscar lo que necesitas si sabes dónde está cada cosa. La regla de los 20 segundos siempre funciona.
Aquí y ahora
Uno de los principales ladrones de tiempo es la distracción provocada por estar pensando en cosas que no son las que nos ocupan. Una vez que tienes organizada tu agenda y sabes qué debes hacer en cada momento del día debes focalizar. Para concentrarse es imprescindible poner toda la atención en el momento presente.
Para ayudarte tienes varias técnicas, como mindfulness o meditación. Ayúdate también silenciando las notificaciones. Algunas aplicaciones te lo ponen muy fácil.
Si te surge un imprevisto y puedes resolverlo en el momento y en poco tiempo, hazlo. Así evitarás que se te acumulen tareas. Si no es urgente, inclúyelo en las tareas de tu agenda.
Fomenta la comunicación. Si alguno de tus compañeros te interrumpe con algo que no es urgente, hazle saber que estarás con él en cuanto termines con tu tarea. No pongas el trabajo de los demás por delante del tuyo.