Rafa Sánchez, cantante.

Chico de barrio, hombre de mundo, Rafa Sánchez (Madrid, 1961) ha vendido con La Unión más de dos millones de discos a lo largo de su carrera y se ha encargado de cumplir el tópico de «marcar a una generación» con canciones como «Lobo hombre en París», «Sildavia», «Ella es volcán»… hasta llegar, junto a MarioMartínez y Luis Bolin, a la actual gira «Big Bang Tour», en un mundo muy diferente, muy cambiado, respecto al de 1984, cuando comenzaron. Antes de dominar el escenario, Rafa demostró ser una persona inquieta…

Sus primeras pesetas llegaron por la vía del reciclaje…
Me buscaba la vida desde muy pronto, cuando vivía tanto en Lavapiés como en el barrio de Peñagrande –ambos en Madrid–. Con mis amigos, recogíamos cartones a discreción para luego venderlos… No recuerdo cuánto nos daban, pero sí que sacábamos del «cartonaje» algo de dinero para gastar. Con 15 años, me «emancipé» y trabajé en una tahona con mi primo: entrábamos a las seis de la madrugada para trabajar unas horas, y rematábamos comiéndonos unos «bollos preñaos», unas empanadas… Más tarde, durante la carrera, daba clases de matemáticas para conseguir algún ingreso extra.

Lo que no mucha gente sabe es que La Unión se interpuso entre Rafa Sánchez y la arquitectura.�
Llegué hasta cuarto e iba bien, muy formal, a curso por año, pero el «boom» del «Lobo hombre» ya me hizo ver que no podía compaginar la música y la carrera. Había hecho mis cosas en la música, con grupos como uno llamado Quick y con La Unión. Sin ser muy perspicaz, le vi «color» a esto de la música. Lo de Arquitectura me seguía calando, ya que, durante los viajes, no paraba de fijarme en los edificios, las construcciones de todo tipo…

En plena aventura con el grupo montó dos negocios relacionados con la decoración. ¿Cómo los compaginó con giras, promoción…?�
Pues duró hasta que vi que no merecía la pena. Esta época data de 1991 –y duró hasta 1997–, cuando no había tanto que ofrecer en decoración como ahora. Si viajabas, te gustaba este mundo y te fijabas, podías sorprender al cliente. Pensaba que tener una tienda de decoración era algo divertido, y aprovechaba mis viajes, por ejemplo, a Londres, para traer todo tipo de artículos, incluso sábanas, edredones –cuando no estaban tan de moda como ahora–, toallas, artículos de «ferretería fina»… También nos dedicábamos a vender sillas de su padre y su madre, con una pata de cada color, por ejemplo, a trabajar con reciclaje… fue una etapa muy interesante, pero de la que quedó una conclusión: quería tener un empleo con la menor responsabilidad posible.

¿Ycómo afronta la responsabilidad de seguir en el mundo de lamúsica, con la que está cayendo?
 Bueno… desde 1984 hemos vivido de todo, pero creo que lo llevamos bien porque en La Unión componemos y decidimos los tres, lo cual es magnífico para un grupo. Aprendimos sobre la marcha a estar sobre un escenario y, poco a poco, a conocer bien este negocio. Ahora, cuando el futuro de la música también pasa por Internet, apostamos por nuestra web, www.launion.net, y somos conscientes de que hay que tener nuevos planteamientos. Asumimos nuestras propias producciones, nuestro «management» y giras. En la actual, «Big Bang Tour», presentamos lo último que hemos hecho, lo nuevo, pero con muchas canciones conocidas por nuestros fans. No podía ser de otra manera.

Para terminar, ¿qué opina sobre la situación políticoeconómica actual?
 Creo que hay que buscar otra manera de gestionar, y me ha dado pena la «caída» socialista en las pasadas elecciones. Tenemos que implicarnos todos a lo bestia en recuperarnos, y procurar que la «cultura del ladrillo» no sea tan desproporcionada como lo ha sido hasta hace poco. Como ecologista, he visto desmanes por toda España, no solo en las playas, también en los bosques. Ycreo que tenemos que afinar al máximo en la I+D+i para afrontar el futuro con garantías.