Si eres una persona a la que afectan los pensamientos negativos en el trabajo, no solamente vas a ver tu desempeño gravemente comprometido. También es muy probable que estés autosaboteando tu propio futuro. Te damos algunas claves para que puedas identificar y gestionar correctamente estos pensamientos nocivos.
Vivir dominado por los pensamientos negativos
Todos tenemos en algún momento de nuestras vidas la sensación de que cualquier paso que demos en cualquier dirección nos va a llevar al desastre. Ya sea por inseguridad ante una situación nueva o por una situación personal especialmente adversa. Sin embargo, hay personas que realmente viven dominadas por los pensamientos negativos.
Pero no hay que perder de vista que podemos estar hablando de una condición psicológica que está perfectamente estudiada y diagnosticada y que resulta perfectamente reconocible cuando convives con ella. Y, además, es importante saber que no es algo determinante, que existen formas de afrontarlo.
Estas personas, en cualquier situación, se sitúan siempre ante el peor de los escenarios posibles. Y lo que es aún más nocivo, pueden hacer creer a los demás y a sí mismos que están representando la cordura y la prudencia.
Cómo identificar los pensamientos negativos en el trabajo
Ciñéndonos al campo que nos ocupa, los pensamientos negativos en el trabajo se manifiestan de diversas formas. Examina los puntos que te exponemos a continuación y trata de identificar si puedes sentirte identificado:
- Exagerar cualquier problema o situación y sabotear cualquier intento de solución. En un trabajo en equipo es muy importante la resolución de problemas. Si tus pensamientos te llevan siempre a la peor situación posible, preferirás siempre el “que me quede como estoy”, la posición inercial. Y, desde luego, presionarás al equipo para que la adopte.
- Generalización excesiva. A partir de una situación adversa (o percibida como adversa), generalizas al resto de situaciones. Por ejemplo, si en una ocasión se externalizó un servicio determinado en tu empresa y el proveedor no cumplió adecuadamente, podrías negarte a volver a externalizarlo.
- Focalizarse exclusivamente en lo perjudicial. Una persona dominada por los pensamientos negativos en el trabajo no podrá hacer una valoración ponderada de una situación. Entre los aspectos progresivos y antagónicos de cualquier proyecto, una compra o un acuerdo, siempre estarán en su foco aquellos que le aconsejarán dar marcha atrás.
- Actitud catastrofista ante el trabajo. Cuando realizan su labor, nunca contemplan el éxito o la recompensa como una opción. Temerán en todo momento ser reprendidos, no haber entendido las instrucciones, no cumplir plazos, etc. Y eso, precisamente, les frenará y les impedirá alcanzar la excelencia en su desempeño, a pesar de su experiencia y su formación.
Las consecuencias de los pensamientos negativos
Quizá has leído la lista anterior y se te ha encendido el chivato de advertencia, y has sentido la sensación de “están hablando de mí”. Lo primero que debes saber es que eres tú quien primero sufre las consecuencias de tu tendencia a los pensamientos negativos. Y que es ante todo por ti mismo por lo que debes empeñarte muy seriamente en convertirlos en razonamientos ponderados y realistas.
Para empezar, si eres un empleado, tu productividad nunca estará a la altura de tus capacidades profesionales. Te enfrentarás siempre a un muro de imposibilidades sin matizar, que te impedirá alcanzar tu mejor versión. Si la situación se perpetúa en el tiempo, puedes tener que enfrentarte al burnout laboral.
Si eres un jefe de equipo, los pensamientos negativos te van a impedir llevar a tu departamento ante los desafíos que le van a permitir crecer. No vas a ser capaz de afrontar los inevitables conflictos que se generan en cualquier equipo humano.
Pero quizá el peor panorama es el que enfrentarás si eres emprendedor y has decidido montar tu propio negocio. Ahí es donde todo depende de ti y tu capacidad para valorar los desafíos de tu nueva empresa con realismo.
¿Cómo afronto los pensamientos negativos en el trabajo?
Ante todo, debes ser tú mismo quien valore hasta que punto el color de las gafas con las que contemplas la realidad de tu trabajo está comprometiéndolo.
Quizá debas contemplar la posibilidad de contratar ayuda profesional y la terapia congnitivo-conductual parece especialmente indicada en este caso. Pero (no es incompatible) también buscar la experiencia de un mentor que haya pasado por esa situación.
Entre tanto, hay algunos puntos que puedes ir trabajando tú mismo:
- Trata de identificar cuáles son los pensamientos negativos que alteran tu percepción de la realidad. Para cada persona serán unos diferentes.
- Practica la comunicación efectiva y haz lo posible por escuchar otras opciones. No te niegues a ser convencido.
- Infórmate sobre el mindfullnes y practica la atención plena, que te apartará de las ideaciones superfluas.
Mantente abierto siempre al feedback que te proporcionen tus compañeros o empleados.
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