Salir de tu zona de control significa dar un paso hacia delante, encaminarte a lograr tus metas. Es necesario tomar esta actitud algunas veces en la vida. La clave que te dirá cuándo hacerlo es la introspección. Empieza por mirar hacia dentro y sentir cómo te encuentras. ¿Crees que has llegado a un callejón sin salida? ¿Te sientes como paralizado o paralizada? ¿Has dejado de tener motivación por tu trabajo? ¿No sabes qué más hacer para conseguir tus objetivos? Atrévete a salir y mejora tu trayectoria profesional.
¿Por qué asusta salir de la zona de control?
Salir de la zona de control supone romper con un montón de miedos muy estudiados ya. No creas que solo te pasa a ti, le pasa a todo el mundo. Veamos dos de los principales miedos que pueden estar impidiendo tu desarrollo profesional:
- Miedo al fracaso. Muchas veces se siente el fracaso antes de que suceda. Y se lleva como una gran carga. Sin embargo, por un lado, ni siquiera se ha dado ese fracaso, no te has llegado a exponer. Por otro lado, ¿Y qué si fracasas? El fracaso no tiene por qué llevar al desistimiento sino a hacer las cosas mejor en un nuevo intento.
- Miedo a la incertidumbre. Este tipo de miedo ha calado hondo desde el inicio de la pandemia. Y es cierto que ha habido dolor y sufrimiento, no lo vamos a negar. Sin embargo, a poco que te fijes, verás que también han surgido nuevas y mejores formas de trabajo. Incluso se ha acelerado enormemente la transformación digital, una tarea pendiente. Todo ello gracias a que tratamos de adaptarnos lo mejor posible a las nuevas circunstancias. La adaptación es uno de los valores de la especie humana, no creas que unos individuos la tienen y otros no.
Te hablamos de estos miedos, porque ser consciente de qué te está paralizando va a proporcionarte el trampolín para empezar a cambiar las cosas. Para salir del bloqueo, primero hay que reconocer que se tiene miedo. Después hay que desentrañar ese miedo, analizarlo. Por último, hay que asumir una cierta dosis de falta de control y ponerse en marcha.
Abrir la mente y focalizarse para encontrar un empleo mejor
Para ponerse en marcha no hay recetas infalibles. Recuerda que hemos dicho que el fracaso y la falta de control están ahí, hay que asumirlos como compañeros de viaje en la consecución de nuestras metas. Ahora bien, sabemos que vivir nuevas experiencias y experimentar el aprendizaje que esto conlleva proporciona una dirección. Te da la posibilidad de ver rutas por donde puedes ir para lograr tus objetivos.
Así pues, un buen comienzo es conocer a otros profesionales, ampliar tu red de contactos y tomar nota de cómo se hacen las cosas en otros sitios, cómo las hacen otros colegas y otras empresas. Cuando te acerques a un entorno desconocido, date la oportunidad de que en tu interior crezca más la curiosidad que la crítica. Aunque parezca lo contrario, esto te va a proporcionar mayor seguridad.
Otro aspecto que te va a ayudar mucho en el camino es trabajar el esfuerzo. El miedo que sentías puede ser el causante de que hayas paralizado tu carrera. Con el tiempo, puede que esa paralización la hayas asumido como vaguería. Imagínate despertando de un letargo, visualiza esa escena. El letargo ha recargado tus fuerzas y ahora que has despertado eres imparable. Vas a tratar de superar todas las barreras y todos los errores. Y lo lograrás con esfuerzo y con la motivación de labrarte un nuevo camino. Si pones el foco en ello, es prácticamente imposible que no consigas mejorar tu situación laboral.
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