La salud mental es, sin duda, uno de los temas del momento. El primer tercio del siglo XXI se recordará siempre por todo lo que nos ha pasado, y es ahora cuando nuestra salud mental está comenzando a acusarlo. En lo laboral también, y son muchos los fenómenos y situaciones que así lo atestiguan. Uno de los conceptos más novedosos es el del gaslighting en el trabajo. Te contamos en qué consiste.

¿En qué consiste el gaslighting?

El gaslighting es una terrible práctica de manipulación y abuso emocional, que tiene lugar cuando una persona nos hace dudar constantemente de nuestras propias percepciones con el objetivo de modificarlas. Los gaslighters utilizan mensajes sutiles para poner en duda el juicio de la otra persona, sus recuerdos o, incluso, sus propias convicciones con el fin de conseguir perversos objetivos.

El término proviene de una obra de teatro titulada Gas Light (luz de gas) que fue llevada al cine en los años 40, y que en España se tradujo con el nombre de Luz que agoniza. La metáfora de la luz de gas es clara: como consecuencia de dichas manipulaciones por parte de la persona abusadora, la luz que ilumina nuestra vida se vuelve cada vez más tenue, más incierta, y parece apagarse por completo.

Lógicamente, estas situaciones tienen unos devastadores efectos psicológicos en la persona que las sufre y pueden sumirla en una profunda crisis de identidad o en una severa depresión. Las dudas se ciernen sobre todo lo que hace, sobre lo que piensa, recuerda o cree. Al final, acaba en un estado de total indefensión y a merced de la persona abusadora.

 

Cuándo sufrimos gaslighting en el trabajo y cómo podemos combatirlo

Hablamos de gaslighting laboral cuando un compañero, un superior inmediato o de una jerarquía inferior, pone en duda el relato que exponemos de un problema o directamente niega que se haya producido tal y como decimos, aunque tuviera lugar delante de nuestros ojos. Igualmente estamos ante este sutil abuso emocional cuando dicha persona quiere convencernos constantemente (y también a los demás) de nuestra hipotética confusión en torno a cualquier asunto, de nuestro error sobre aquello en lo que creemos, provocándonos así una duda constante respecto de lo que decimos o pensamos en cada momento.

Como decimos, en este tipo de acoso laboral la finalidad es la total manipulación de la persona con el objetivo de utilizarla con fines más menos espurios o, directamente, para ridiculizarla o deshacerse de ella si supone algún obstáculo para el abusador.

Pero ¿Qué podemos hacer para preservar la salud mental en el trabajo?

Si estás sufriendo este tipo de prácticas sin duda debes denunciarlo. Háblalo con los compañeros más cercanos, o con un superior inmediato si es necesario. Te servirá para compartir tu ansiedad y buscar comprensión y algo de apoyo. Compañeros, familia o amigos pueden servirte de espejo para afianzar tus pensamientos y corroborar que ni mucho menos estás equivocado/a ni enloqueciendo por momentos. Será el primer paso para poner tus límites y reforzar tus ideas ante el abusador.

Además, recuerda que, tal y como dijo Virginia Woolf, nadie puede secuestrar lo que piensas. Tus pensamientos son libres y nadie podrá someterlos jamás. Algo similar ocurre con los valores y principios personales, pues estos nos configura como personas. Ninguna persona, por mucho que se empeñe y quiera convencernos de lo contrario, podrá ponernos en contra constantemente de nuestra forma de ser.