A veces, por distintas circunstancias, podemos perder la confianza que inspiramos en nuestros compañeros o superiores dentro de nuestro trabajo. O bien queremos ganarla, porque todavía no la tenemos. ¿Qué se puede hacer para ganarse la confianza de los jefes y que apuesten por nosotros?

En psicología se dice que la confianza es la más delicada de las formas de vincularnos con los demás. Estar a salvo, en un ambiente seguro en el que las circunstancias están medianamente controladas, es algo que buscamos todos los seres humanos por supervivencia. Buscamos la confiabilidad de las personas y nos alejamos de quienes la rompen. En ambientes de todo tipo, también en los laborales.

En busca de la confianza perdida

La confianza en alguien puede perderse de la noche a la mañana. Es algo que no admite apenas matices. Y una vez rota es difícil de restaurar.

No llegar a tiempo a una entrega, faltar a un compromiso. No asumir nuestros errores es algo que debilita la confianza que los demás poseen en nosotros.

Por lo tanto, ante una pérdida de confianza podemos, en primer lugar, asumir que se ha cometido un error, pedir disculpas por ello y comenzar un proceso de reparación.

Si la disculpa la acompañamos de una propuesta de corrección del error, se facilita que esa pérdida de confianza se revierta para que se produzca un proceso a la inversa: de ganarla de nuevo.

Empleada relajada porque se ha ganado la confianza de sus jefes

Cómo ganarte la confianza en el trabajo

En este punto, es importante no confundir el hecho de no llegar al compromiso adquirido con tener una falta de compromiso. Es decir, pensar que somos infalibles (o hacerlo pensar). Trabajar en la idea del error como fuente de aprendizaje nos alejará de proyectar expectativas demasiado exigentes a los demás sobre nuestro desempeño.

Por eso, un elemento clave es la transparencia. El hecho de comunicar con claridad que hay un compromiso con la voluntad, pero no con el resultado, hará que la confianza permanezca a pesar de no conseguirse los objetivos. Es preferible decir que lo vamos a intentar si no se tiene claro, y no dar garantía de resultados que sean difíciles de cumplir, o que no están dentro de nuestras posibilidades.

Cuando alguien empieza una andadura en un trabajo necesita demostrar que se puede confiar en esa persona. Hay algunos tips que se pueden practicar para incrementar esa confianza, como ofrecerte a ayudar sin ser invasivo ni interferir demasiado en el ritmo del equipo.

Hay que tener cuidado en este punto para no generar precisamente lo contrario, la desconfianza. Por eso, pregunta siempre ¿Cómo te puedo ayudar? Y limítate a hacer lo que te dicen. Es mejor que dosifiques tu iniciativa, para ir proponiendo poco a poco mejoras que se te ocurran. Hacerlo desde el principio puede hacer sospechar sobre tu interés legítimo para ayudar (pueden pensar que estás intentando ocupar su puesto) y no lograr un buen ambiente de confianza.

Tips para ganarte la confianza de tus jefes

  • Muéstrate dispuesto a formarte. Cubre lo antes posible las carencias que tengas para el correcto desempeño de tu trabajo. Al principio puede que necesites emplear tiempo fuera de tu horario. Haz ese esfuerzo al comienzo. Es una buena muestra de tu compromiso y ganarás puntos en confianza.
  • Permanece muy atento a las formas de hacer, protocolos, etiquetas y demás elementos que están subyacentes en el día a día en un trabajo. Sobre todo las cuestiones que no son tan evidentes, que solo se adquieren fruto de la observación. Parecer uno más cuanto antes y quitarte la etiqueta de «nuevo» será un signo de confianza hacia ti.
  • No contribuyas a la rumorología o al cotilleo, bulling, etc. Evita posicionarte sobre temas espinosos o que generan polémica. Quizás te ganes la confianza de algunas personas, pero tu credibilidad y ecuanimidad quedará en entredicho.
  • Conducirse de una manera ética ante cuestiones como el racismo, el sexismo o en situaciones donde hay un ambiente atosigante hacia alguien, también te aportará la confianza que necesitas ganar a largo plazo. Pon límite inmediatamente a esos comportamientos y, por descontado, no te sumes por más que suponga una forma de integración en el grupo.