A qué dedicas tu tiempo cuando te encuentras en búsqueda activa de empleo es fundamental. Sin embargo, pensar que adelantas enviando muchos curriculums por mail sin previa investigación y atención al “cómo” hacerlo, es uno de los errores que vas a encontrar aquí sobre cómo no mandar una candidatura espontánea. Evita el descarte instantáneo aprendiendo lo que no debes hacer.
Errores de la candidatura espontánea
Cuando una empresa no publica una oferta de empleo es altamente probable que no necesite contratar a nadie. Puede sonar a una obviedad, pero muchas veces se comete el error de olvidarlo y enviar candidaturas espontáneas o autocandidaturas sin atender a lo que aportaría valor o beneficiaría a la compañía. Si quieres que guarden tu CV para aumentar su base de datos o contar contigo en futuros procesos selectivos, puedes añadir un párrafo de consentimiento para salvar la Ley de Protección de Datos, por ejemplo.
Algunas preguntas clave que puedes hacerte para orientar mejor la candidatura son:
- ¿Qué necesito?
- ¿Qué quiero?
- ¿Qué sé hacer?
- ¿Qué necesitan de mí o qué puedo aportar?
Los errores de forma son los más habituales y son muy fáciles de corregir, prestando un poco de atención y elaborando listas previas de las empresas a las que diriges la candidatura, el nombre de la persona responsable así como la fecha de envío y de seguimiento:
- Nunca dirijas el mail al genérico: “Estimados señores”. Puede que solo haya una persona, mujer para más INRI, que no se sienta interpelada por este encabezamiento y pierdas tu oportunidad de ser leído y escuchado.
- No se debe restringir las horas de contacto: facilita todo lo que puedas que te llamen o escriban, así como la posibilidad de un encuentro en persona.
- Evita las generalidades que no concretan lo que puedes aportar a esa compañía: el clásico: “soy una persona muy trabajadora”. Gracias, innecesario, repetido. Aprovecha ese momento de atención para destacar tus softskills.
- Lo más importante que siempre conviene recordar: que no se cuele ni una sola falta de ortografía ni expresiones de mensajes de texto del móvil.
Desde el minuto cero tu autocandidatura tiene que seducir al reclutador para abrir el mail. Qué colocas en el asunto es determinante. Error: copiar y pegar de sugerencias estandarizadas, como por ejemplo: “Solicitud de empleo de (tu nombre)”. Si la persona que recibe este mail, junto con muchos otros idénticos, no está buscando cubrir un puesto en ese momento, probablemente tu candidatura irá sin abrir al buzón de spam. Y con razón. En el asunto debes ya escribir un “gancho” coherente con las necesidades y peculiaridades de cada empresa.
Acierta con el momento y el lugar
Y llega el momento en que decides, con buen criterio, acompañar el CV con una carta de motivación. Pero antes de adjuntarla, dedica unos instantes a reflexionar sobre otras cuestiones que también evitarán errores en su composición:
- Cuántas cartas de autocandidatura mandas diariamente: otro error típico es que te llaman y no sabes de dónde. Esto no puede pasar. Edita un documento con el listado de autocandidaturas y el seguimiento que vas haciendo de ellas.
- Cuántas están personalizadas.
- Cuánto conoces la empresa/persona a la que se la envías.
- Cuánto tiempo dedicas a prepararlas.
De verdad, no tiene sentido ni vas a lograr encontrar trabajo mandando 500 mails al día. Los procesos selectivos no siguen las reglas de la probabilidad. Es mucho más eficaz enviar solo a 4 empresas que hayas estudiado, donde reconozcas que puedes encajar y aportar valor, y a las que puedas hacer llegar tu genuino interés por formar parte del equipo y del proyecto.
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