Al salir de trabajar y superado ya el ecuador de la semana, nada mejor que buscar un rato para estrechar relaciones con los compañeros o relajarse en un ambiente más distendido. Es el afterwork, una costumbre entre oficinistas que se reúnen en locales, y terrazas cuando el tiempo lo permite, donde se ofrece coctelería y/o delicatessen para picar algo en las inmediaciones de los centros de negocios de las grandes ciudades. Según, Eduardo Moreno, Profesor de Formación y Orientación Laboral en Formación Profesional, «los mayores beneficios vienen determinados porque la comunicación en los equipos fluye desde dos canales, el formal y el informal, mucha información es proporcionada por el canal formal, pero en muchas ocasiones esta información no se presenta completa, se debe enriquecer con el canal informal que ha de fomentarse en situaciones que no sean propiamente de trabajo».
Afterwork saludable
Pero encontrarse con los compañeros en un entorno diferente a la oficina no se hace solo en bares y locales. Las pachangas de fútbol, las clases de patinaje, las partidas de paddle o los equipos de runners que se calzan zapatillas para echarse una carrera también ganan incondicionales. Dejar a un lado el estrés e ir comentando la jornada antes de llegar a casa son conversaciones cada vez más habituales en instalaciones deportivas o en los parques de las ciudades.
Los beneficios se hacen notar en cuanto empiezan a practicarse. Tener vínculos fuera del entorno laboral con la misma gente con la que se trabaja mejora las relaciones entre compañeros. Conocer otras facetas de la personalidad, gustos y aficiones de las personas con las que se convive permite encontrar puntos en común y por lo tanto favorecer el clima laboral. Eduardo Moreño señala que «permite mejorar las comunicaciones, limar asperezas y conocer mejor a tus compañeros y compañeras».
Afterwork productivo
El afterwork, también llamado afteroffice, puede ser un buen motivo para afianzar redes profesionales en un clima más relajado. Significa una oportunidad para conocer profesionales de los que quizá solo sabemos de ellos por las redes sociales e interesa tener un contacto más directo. Una razón más para hacer networking de una forma amena cuando no se trabaja en una oficina y se necesita ampliar contactos y clientes para ofrecer servicios.
Las edades de los afterworkers van desde los 20 hasta los 50. Lo practican algo más los hombres que las mujeres y pertenecen mayoritariamente a la clase media o acomodada. Es un fenómeno que tiene su origen en el mundo anglosajón, en ciudades como Nueva York o Londres, donde los oficinistas forman parte de la parroquia de pubs y coctelerías a partir de las cinco de la tarde. Principalmente los dos últimos días laborables de la semana, jueves y viernes. Esta práctica de acortar la semana y disfrutar de un tiempo de ocio ha encontrado hueco en el léxico y salir un rato el jueves se ha bautizado como juernes: salir el jueves con espíritu de viernes.