Ante una sobrecarga de trabajo, antes de hablar con tu jefe para tratar de sobrellevar la situación, debes plantearte una pequeña estrategia comunicativa que te permita explicar bien la situación para cambiarla. Te proponemos seguir estos consejos: mantén una actitud pacífica, sé claro, comienza con una pregunta, propón soluciones, utiliza ejemplos concretos y demuestra tu profesionalidad. Así evitarás llegar a una situación de burnout dañando tu salud mental.

La sobrecarga de trabajo te perjudica

La sobrecarga de trabajo es una de las condiciones que puede desembocar en el burnout laboral con síntomas como la fatiga mental y el estrés laboral. La buena noticia es que es posible evitar, tanto la causa como las consecuencias, siendo consciente de la situación y verbalizándola.

Ahora bien, por desgracia, no todos los mandos practican la escucha activa, no siempre van a estar abiertos a que lo manifiestes. Pero lo que sí les gusta a todas las empresas es aumentar su productividad. Y para que eso ocurra, quieran escucharte o no, deben estar atentos a la salud mental de los trabajadores.

De hecho, el aumento de la carga de trabajo ha sido una de las causas de la Gran Renuncia en EEUU. Desde los departamentos de Prevención de Riesgos Laborales (PRL) no han valorado a tiempo este crecimiento progresivo y exponencial de las tareas, y los trabajadores han abandonado su trabajo. Sin embargo, algunos expertos también denuncian que los propios empleados aguantaron sin comunicar su situación, hasta que se hizo insostenible. Saber dónde y cómo poner límites es un arte que se entrena con la práctica.

 

6 estrategias efectivas para decírselo a tu jefe

Cuando sientas que las tareas te superan, que el plan estratégico te desborda y que la carga de trabajo es excesiva, normalmente tanto para ti, como para tus compañeros, estás en una situación de sobrecarga laboral. Para poder transmitirlo a tus responsables y transformar el contexto ten en cuenta estas estrategias de comunicación específicas para hablar de manera efectiva:

  • Procura que el tono sea pacífico, no agresivo, que quede patente desde el principio que ambos estáis del mismo lado. Tu jefe no debe vivirlo como un ataque, sino como una crítica constructiva. Ambos queréis llegar a una resolución del conflicto, así que utiliza los recursos de la comunicación no violenta.
  • Comienza la conversación con una pregunta, dejando claro que tu posición es abierta. Por ejemplo, puedes empezar por «¿puedo ser honesto contigo?».
  • Habla con claridad. No es necesario dar rodeos, es más, si estáis fatal de tiempo esto puede percibirse como más carga.
  • Propón soluciones como repartir las tareas con otros compañeros, redistribuir los tiempos para los entregables o no aceptar algo que no vas a poder realizar sin perjuicio de la calidad o tu salud mental.
  • Utiliza ejemplos concretos que demuestren tu conocimiento del proyecto o del conjunto de actividades. Hablar en términos generales puede causar la impresión de falta de responsabilidad o una mala actitud por tu parte.
  • Respeta tanto el trabajo como al resto de la plantilla y sé profesional. La clave está en justificar que cumples con tu cometido. Y que parar te vendría bien a ti, pero también a la empresa.