En un mundo tecnologizado, en constante evolución, el emprendimiento es una solución lógica para responder a tantas nuevas demandas. No obstante, emprender requiere de una reflexión concienzuda, que evite malas decisiones de inversión o una falta de adaptabilidad de la empresa al mercado, entre otros aspectos. En este artículo, hablamos de los errores a evitar si quieres emprender, de los fallos comunes en startups, o de los problemas financieros en nuevas empresas.
3 errores a evitar si quieres emprender hoy en día
Seis de cada diez empresas que se crean en nuestro país, no consiguen superar los 5 años de vida. Ese porcentaje es incluso mayor en sectores como el tecnológico. Esta negativa estadística está relacionada con variables muy diversas, pero podemos reconocer una serie de problemas típicos en el emprendimiento, relacionados con errores de planificación empresarial. Tres de los más comunes son los siguientes:
- Inexistencia de reflexión y análisis: ya que muchos proyectos no vienen de la mano de un estudio previo, riguroso y calmado sobre los pros y contras de su puesta en marcha. Ignorar la investigación de mercado previa, tan necesaria, subestimar la competencia o no realizar una correcta planificación financiera, son taras con las que comienzan una gran parte de los proyectos de emprendimiento.
- Confusión entre el deseo y la necesidad: la obsesión por una idea en la que creemos firmemente dejando de poner al cliente y sus necesidades en el centro, suele alejarnos de la realidad. Confundir lo que queremos con lo que quiere el cliente es uno de los errores más comunes.
- Déficits competenciales en el perfil emprendedor: deficiencias en el liderazgo que ponemos en juego, la inadecuada gestión de recursos o una recurrente negligencia en la gestión del tiempo, en la tolerancia al estrés, la incertidumbre y la frustración, pueden dar al traste con cualquier proyecto emprendedor. La formación en estas competencias es esencial también.
Como podemos ver, en el emprendimiento, todo es inversión. Pero esta no es solo económica, sino también de tiempo para la reflexión y para el crecimiento personal y profesional.
Breve guía para montar un negocio y no morir en el intento
Si tienes una idea de negocio y estás pensando en ponerla en marcha, no te precipites. Es mejor perder una o dos semanas, e incluso un mes de tu tiempo, para analizar las cosas con serenidad, que malgastar un año o dos tratando de desarrollar algo que no estuvo bien concebido y que requiere de enormes e insuficientes esfuerzos personales. Por supuesto, no todos los emprendimientos son iguales, como tampoco lo son las personas que los llevan a cabo, su forma de ser y su experiencia previa. Sin embargo, todo proceso de creación de una empresa debería pasar, entre otras, por estas sencillas fases:
- Reflexiona: dedica un tiempo a hacerte preguntas. ¿Qué quiero hacer y cómo? ¿A quién va destinado? ¿Qué necesito? ¿Es un producto/servicio ya existente? Y si es así, ¿puedo mejorarlo? Todas estas cuestiones plásmalas en papel y elabora tu propio proyecto empresarial.
- Asesórate: busca el apoyo de expertos que puedan ofrecerte otra perspectiva, una mirada concreta, una visión empresarial para tu idea. Te ayudará a depurarla y a dar a tu proyecto un matiz personal y competitivo.
- Haz números: la parte económica es esencial al emprender. Asegurar la financiación para la inversión inicial, estudiar cómo sustentamos los costes fijos iniciales, si hay posibilidades de acceder a financiación externa, o establecer una previsión de ingresos y gastos a corto y medio plazo, es imprescindible para descender nuestro proyecto a la realidad.
Por supuesto, estas reflexiones iniciales no terminan cuando arrancamos con el proyecto. Cada día, cada mes, cada año y etapa que cubrimos, nos exigirá de nuevas reflexiones, de una constante toma de decisiones para hacer avanzar y crecer el proyecto en cada momento de su etapa vital, y de la nuestra.