Estudios, especialistas en el mercado laboral, profesionales de los RRHH, coachs, empleados, jefes, todos coinciden. Estamos asistiendo a una transformación del trabajo y de las relaciones laborales sin precedentes, por el dinamismo con el que se está produciendo. El trabajador se ha empoderado y las empresas necesitan estrategias para atraer el talento y retenerlo. La relación entre ambas partes tiende a la horizontalidad. El espacio profesional se ha agrandado y la fidelidad a una empresa está en función de que la relación sea satisfactoria para ambas partes.
¿A qué retos se enfrentan los trabajadores y las empresas del futuro a corto plazo? Hemos reunido diez aspectos clave en los que tendrán lugar profundas transformaciones en los próximos años.
1. Empleados cada vez más mayores. En el momento actual ya hay cuatro generaciones trabajando juntas. Los bajos índices de natalidad y una esperanza de vida en aumento hará que las plantillas envejezcan. Saber casar las diferencias de cada una es uno de los grandes desafíos. Con motivaciones y grados de compromiso muy diferentes será crucial saber combinar experiencia de unos e innovación en otros.
2. Talento femenino. Los modelos de gestión empresarial se verán modificados gracias a que cada vez más mujeres ocuparán cargos de responsabilidad. Las habilidades en las que las mujeres destacan, como la cooperación, la comunicación y la capacidad adaptativa son especialmente relevantes en los nuevos entornos cambiantes. El futuro augura la desaparición de la brecha salarial y el techo de cristal.
3. Formación continua. Se avanza hacia lo que algunos llaman aprendizaje social, es decir, que se nutre de conocimientos adquiridos en otros ámbitos. El cometido de las empresas no se ceñirá a suministrar el conocimiento específico, sino que crearán redes para que se produzcan procesos de aprendizaje social. Posibilitará formas de autoaprendizaje y se producirá una actualización continua de conocimientos.
4. Gestión del big data. El manejo de los datos masivos no solo será exclusivo para la toma de decisiones estratégicas. Se aplicará en los departamentos de recursos humanos para optimizar la adjudicación de tareas. Decisiones que hoy por hoy se toman de forma intuitiva estarán fundamentadas en el análisis de datos relacionados con las competencias, capacidades y habilidades de los empleados.
5. Aumento de los trabajadores externos. El volumen de trabajadores que pertenecen a la estructura de la empresa es cada vez menor. Se avanza hacia una superexternalización de tareas, por lo que el reto será la gestión de equipos tanto en el núcleo como en la órbita de la empresa.
6. Espacios de trabajo y procesos. Los espacios físicos se diluyen. Las sedes cada vez son más pequeñas y las empresas comienzan a estar más en la nube gracias a la digitalización de todos los procesos. La flexibilidad en cuanto a horarios y lugares de trabajo se amplía. Esta frontera difusa entre lugar de trabajo y cualquier otro lugar también requerirá replantear los límites de cuándo se trabaja y cuándo no. De momento ya se ha acuñado el término: el efecto blurring.
7. Gestión emocional. La empatía y la asertividad forman parte indispensable de la gestión de equipos. Las técnicas de coaching pueblan las salas de reuniones en las empresas encaminadas a aprender un manejo eficaz de las emociones de las plantillas.
8. Liderazgo. El liderazgo en las empresas avanzará hacia la cercanía con el equipo, el compromiso y la integridad. Este mismo movimiento permitirá una gestión del liderazgo desde una perspectiva colectiva y no individual. Se apostará por que el conocimiento emerja de una inteligencia colectiva y no centrada en un solo actor, el jefe.
9. Transparencia. Una empresa abierta a su comunidad (empleados, clientes, proveedores, accionistas y sociedad), debe ser una empresa transparente donde la RSC forme parte de la estrategia. Es el hábitat del nuevo trabajador, el knowmad. Esta actitud y voluntad será clave en la construcción de una imagen de marca atractiva para el nuevo talento.
10. Gestión personalizada del talento. Los modelos de dirección de equipos se orientan hacia la personalización. La tendencia son los grupos de trabajo pequeños que resultan más ágiles y flexibles. Permiten una evaluación del desempeño más eficaz y una asignación de tareas más eficiente.
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