En ocasiones las personas necesitan tiempo para resolver algún asunto o, simplemente, para descansar de un periodo de mucho estrés o carga de trabajo. Lo normal es que en el ámbito privado empresarial no se contemple la posibilidad de solicitar un día por asuntos propios. Y en muchas empresas las oportunidades de faltar al trabajo son muy escasas. En esas circunstancias algunos empleados optan por mentir. Pero esto puede tener consecuencias. Sigue leyendo para saber más.
¿Por qué se falta al trabajo?
Desafortunadamente, la mayor parte de las empresas privadas españolas contemplan un número muy limitado de posibilidades para poder faltar al trabajo. En general, todas ellas tienden a cubrir únicamente los casos contemplados en el Estatuto de los Trabajadores. Es la norma general mínima. Esto significa que, por ejemplo, para poder asistir a una cita médica solo se permiten unas pocas horas, ¡al año! Si tenemos en cuenta que la mayor parte de los trabajadores tienen jornadas partidas, resulta que solo pueden tener una cita médica en vacaciones.
Los motivos más frecuentes para faltar al trabajo
Algunas personas optan por buscar excusas para faltar al trabajo. Entre las circunstancias más comunes para hacerlo están una pésima situación laboral, dificultades para la conciliación y falta de responsabilidad por parte del trabajador.
- Situación laboral. Desde una excesiva carga de trabajo sin remunerar correctamente a un ambiente tóxico en el puesto. También dejar de “calentar la silla” para irse antes que el resto de compañeros, incluso aunque estos hagan horas extra por costumbre. E incluso si se ha terminado el trabajo. En ocasiones las ausencias se convierten en el único recurso del trabajador para recuperar el tiempo de más que la empresa le ha exigido que dedique.
- Conciliación familiar. Desde hace algunos años la ley trata de mejorar las posibilidades de los trabajadores para poder conciliar su trabajo con su vida familiar. Pero en la mayor parte de los casos esto solo se consigue con una reducción de jornada. Lo que implica también una reducción de sueldo. Y no todos se lo pueden permitir. Tiempo para ocuparte de tus hijos después del colegio o llevar a tus padres al médico entran en esta categoría.
- Falta de responsabilidad. Está relacionada con el primer punto, la situación en el puesto de trabajo. Cuanto peor son las condiciones del puesto, menos implicación del trabajador con la empresa. Por eso, en algunos casos los empleados no acuden a su trabajo por dedicarse a su propio ocio. Desde jugar a videojuegos a acudir a un festival. O incluso tener resaca. En general este suele ser el motivo por el que la gente no acude a su trabajo el lunes o el viernes. Y no acudir en estos días hace saltar todas las alarmas.
Justificar las faltas al trabajo
En ocasiones, el motivo de la falta al trabajo resulta tan grave que por sí solo se justifica. Un familiar cercano ha sufrido un accidente y te llaman desde el hospital, o un familiar se ha muerto, o tú estás gravemente enfermo. El problema es que en todos los casos, la ley prevé que este tipo de faltas se justifiquen y no en todos los casos puede hacerse.
Por ejemplo, tu tío mayor que no tiene más familia que tú ha tenido un infarto. Como no estáis relacionados por línea directa, no puedes justificar tu ausencia, a no ser que la empresa entienda tus circunstancias especiales. Y que puedas negociar recuperar ese tiempo.
El problema es que algunas personas utilizan este tipo de argumentos graves como excusas. En cualquier caso, no justificar la falta al trabajo puede tener consecuencias. Desde una reducción del salario acorde con el tiempo que se ha faltado al despido, pasando por una sanción.