Estás encantada con tener a tu bebé, pero te preocupa la reincorporación laboral después de ser madre. Hacemos un resumen de las ayudas que ampararán tu maternidad y los derechos que tienes en tu empresa o como autónoma.
Desde el momento del parto, la adopción o la acogida
No tendrás que incorporarte enseguida, podrás disfrutar del permiso de maternidad durante las 16 semanas siguientes al parto, adopción o acogida. Eso sí, la ley te obliga a que 6 de estas semanas sean a continuación del parto.
En este tiempo, cobrarás una prestación igual al 100% de la base reguladora, si has cotizado 180 días en los últimos siete años o 360 días a lo largo de toda tu vida laboral. Las trabajadoras autónomas también pueden acogerse al permiso y la prestación en iguales condiciones que las asalariadas.
El permiso en realidad se denomina, desde 2019, ayuda para el Nacimiento y Cuidado del Menor. También lo puede disfrutar el padre en igualdad de condiciones. Así pues, el permiso de paternidad constará de 16 semanas de inactividad que, si no las disfruta, no podrá transferir a la madre.
Actualmente, se está estudiando ampliar el permiso de maternidad/paternidad seis meses más con el fin de proteger el periodo de lactancia que recomienda la OMS. De momento, ha quedado fuera de los Presupuestos Generales para 2022, pero puede que esta medida termine implantándose.
Ayudas económicas a la maternidad
En cuanto a ayudas económicas, la más conocida es el cheque bebé. Se trata de una deducción anual de hasta 1.200 euros anuales durante los tres primeros años de la niña o el niño. Se da la opción de recibir 100 euros mes a mes o bien los 1.200 euros en la declaración anual del IRPF. Esta medida también cubre a las madres que trabajan por cuenta propia.
Otra medida que se está estudiando y que, según la ministra Irene Montero, se va a implantar en 2022 es un complemento a la anterior ayuda de 1200 euros. Se trata de la prestación universal por crianza y ya se la conoce como el cheque bebé. Esta ayuda estaría orientada solo a madres trabajadoras.
Otras ayudas que pueden interesarte son las de parto múltiple, familia numerosa, familia monoparental y discapacidad de alguno de los progenitores. Además, cada comunidad autónoma ofrece su propio régimen de ayudas para proteger la maternidad.
Si estás cobrando la prestación por desempleo, pasarás a percibir la de maternidad con todas sus ventajas durante 16 semanas. Este tiempo no contabiliza como que estás en paro. Después de este periodo, seguirás teniendo derecho a cobrar la prestación por desempleo durante el mismo tiempo que antes de tener a tu niño o niña.
Cuando te incorpores después de ser madre
La lactancia de tu hijo está protegida por ley. Tienes derecho a solicitar el permiso de lactancia para amparar la alimentación de tu criatura. También lo puede pedir el padre en lugar de la madre, pero no los dos. Consiste en una hora de pausa durante la jornada (aunque sea jornada reducida), sin reducción del sueldo, hasta que tu peque cumpla 9 meses. Esta hora se puede fraccionar en dos periodos de media hora. También puedes optar por entrar media hora más tarde o salir media hora antes.
Las horas de lactancia se puede compactar en jornadas completas después de la baja maternal y reincorporarte más tarde al trabajo. Eso sí, tendrás que acordarlo con tu empresa.
Hasta que tu hijo cumpla 12 años, puedes solicitar en cualquier momento la reducción de tu jornada laboral. El tiempo que reduzcas lo decides tú y puede estar entre un octavo y la mitad de la jornada que cumples actualmente. El salario se reducirá en la misma proporción. Es compatible que ambos progenitores la soliciten, aunque trabajen en la misma empresa.
La maternidad está protegida legalmente contra el despido. No pueden despedirte en todo el embarazo y hasta el final de la baja por maternidad. La reducción de jornada por guarda legal también está protegida. No podrán despedirte de manera improcedente, se consideraría un despido nulo.
El amparo de la maternidad no es solo un beneficio para ti y para tu familia. La protección de la maternidad es un derecho social fundamental. Todos somos responsables de que una generación pueda ser atendida por sus cuidadores como se merece. No es cuestión de que “te aproveches” de estas medidas, sino de que hagas uso de ellas –si lo consideras oportuno– en beneficio de la sociedad.