Disfrutar de un buen ambiente laboral y el compañerismo son dos de los aspectos principales que nos hacen felices en el trabajo. Y es que, aunque estemos contentos con nuestras funciones y las condiciones laborales, si te llevas mal con algún compañero de trabajo o compañera puede generar malestar e incluso repercutir en tus funciones. Al fin y al cabo, los compañeros, como la familia, no los elegimos.
Si este es tu caso, te proponemos una serie de consejos para dar solución a los conflictos laborales, y aprender a lidiar con quien te cae mal.
8 pasos que te ayudarán a mejorar la situación
Identifica cuál es el problema. Piensa si se trata de una persona conflictiva que se lleva mal en general con toda la plantilla o es algo más personal. Quizá está atravesando por algún problema personal, tal vez estás malinterpretando su comportamiento y en realidad no quiere hacerte daño a propósito o simplemente se trata de su forma de ser. Identificar por qué te cae mal te da la posibilidad de actuar en consecuencia.
Analiza tu comportamiento con esa persona. A lo mejor, sin darte cuenta, estás siendo demasiado severo y su actitud contigo es consecuencia de algún episodio que le ha molestado y del que no eres consciente.
Habla abiertamente con tu compañero de trabajo. Lo mejor es coger el toro por los cuernos y hablar directamente con esa persona, con calma y en privado. Pregúntale si tiene algún problema contigo y de qué se trata, e intenta conocer y entender su punto de vista. Puede que estés confundiendo las señales y que con una conversación se resuelva.
Relativiza la situación. Hay que ser conscientes de que al trabajo se va a trabajar, y que es prácticamente imposible llevarse bien con todo el mundo. Una cosa son las relaciones personales y otras las laborales. Tus compañeros de trabajo no tienen por qué ser tus amigos. Por eso, lo mejor es mantener una actitud positiva y no tomártelo como un problema grave. Se trata de que no afecte a tu autoestima, y esa persona no te haga perder el control de tus emociones.
Haz bien tu trabajo. Es importante concentrarte en tu propio trabajo y no descuidar tus tareas. Nunca hay que dejar de lado tus capacidades como buen trabajador; no permitas que su actitud se refleje en tus resultados. Además, hacer bien tu trabajo te hará sentir mejor.
Pon límites y actúa cuanto antes. No hay que dejar pasar las situaciones hostiles, porque pueden generar frustración y alimentar el rencor. Tampoco dejes que se aprovechen de ti. Hay saber decir no y reaccionar. Si te sientes paralizado ante estas situaciones, ensaya posibles respuestas a distintas situaciones con alguien cercano. Eso sí, siempre hay que responder con educación y sin levantar la voz. Y si añades una sonrisa, mejor, le dejarás descolocado.
Mantén la distancia. Si no ha sido posible solucionar la situación conversando, lo mejor es reducir el contacto con esa persona y mantener la distancia, así lograrás no saturarte. Si no hay más remedio que tratar con ella, evita entrar en temas polémicos y discusiones. Lo aconsejable es ser políticamente correcto y diplomático.
No te quejes todo el rato. Empeorará tu humor y tu percepción de la situación. Además, supone un gasto de energía innecesario. Evita también criticar a esa persona delante de tus compañeros. Es desagradable y podría volverse en tu contra.
Si la situación se agrava y comienza a afectar a tu rendimiento, puedes probar a hablar con un superior para tratar la situación. Al fin y al cabo, pasamos muchas horas en el trabajo, y no debemos permitir que un compañero de trabajo genere en nosotros un auténtico malestar laboral que ponga en riesgo nuestra salud mental.