¿Te has pasado horas contestando correos, revisando documentos o encadenando reuniones… pero al final del día no sabes muy bien qué lograste? Si la respuesta es SÍ, es posible que estés cayendo en una trampa muy común del entorno laboral actual: el Task Masking. Aprende a identificar este hábito laboral y cómo deshacerte de él.

¿Qué es el Task Masking?

Task Masking es un término anglosajón que significa, literalmente, «enmascarar tareas». Este término define ese comportamiento de aparentar estar trabajando intensamente cuando, en realidad, el impacto real de esas tareas es muy bajo o nulo.

Es decir, llenar tu día de actividades que dan la sensación de productividad, pero que en realidad no contribuyen a objetivos importantes. Dicho de otra manera: hacer cosas sin avanzar, moverse mucho sin llegar a ningún lado. ¿Te suena?

Pues no te preocupes, porque no estás solo/a: este fenómeno afecta tanto a trabajadores por cuenta ajena como a freelance, desde puestos operativos hasta directivos. Pero lo más preocupante, es que la mayoría de las veces no somos conscientes de estar cayendo en él.

A diferencia de la procrastinación clásica (dejar de hacer algo), el Task Masking te mantiene ocupado… pero improductivo. Algunos ejemplos típicos de Task Masking en el día a día del trabajo serían: Contestar correos sin parar (aunque no sean urgentes ni relevantes), asistir a reuniones improductivas solo para estar presente, crear documentos que nadie lee o informes que nadie pide, mantenerse activo en plataformas como Teams, Slack o Zoom solo para mostrar disponibilidad, revisar una y otra vez tareas ya hechas, sin avanzar en nada nuevo…

¿Por qué caemos en esta trampa?

El task masking no es pereza. A menudo es un mecanismo de defensa frente a un sistema que no mide lo que realmente importa. Estas son algunas de las causas más comunes:

1. Cultura del estar siempre ocupado: En muchas empresas, estar ocupado se percibe como sinónimo de compromiso. Decir que has terminado una tarea o que no tienes nada urgente puede ser mal visto, así que nos llenamos de tareas de relleno.

2. Miedo a parecer ineficaz: Cuando no sabes qué se espera de ti o trabajas en un entorno muy jerárquico, es fácil refugiarse en actividades que parecen trabajo, aunque no aporten nada.

3. Gestión basada en presencia, no en resultados: Muchas organizaciones siguen premiando el tiempo conectado (especialmente en teletrabajo), en lugar del impacto real. Esto incentiva a “estar por estar”.

4. Falta de foco o mal diseño del rol del puesto. Cuando no tienes claras tus prioridades ni tus responsabilidades, es más fácil llenar el tiempo con tareas que no molestan a nadie, pero tampoco generan valor.

Consecuencias de estar muy ocupado… sin sentido

El Task Masking no solo es improductivo. A largo plazo, genera frustración, estrés y un sentimiento de estancamiento profesional. Algunas consecuencias comunes son: Burnout (agotamiento), sensación de que trabajas mucho pero no avanzas, pérdida de motivación y creatividad, baja calidad en tareas importantes porque el tiempo se pierde en lo accesorio.

Para saber si estás cayendo sin querer en actitudes de Task Masking, hazte estas preguntas al final del día:

  • ¿He avanzado en algún objetivo importante o solo he apagado fuegos?
  • ¿Cuántas tareas de hoy podrían haberse evitado o delegado?
  • ¿Cuánto tiempo he dedicado a actividades realmente estratégicas?
  • ¿He estado más pendiente de parecer ocupado que de producir resultados?

Si tus respuestas no te convencen… es momento de actuar.

¿Cómo dejar de hacer task masking y trabajar con propósito?

Aquí tienes algunas acciones prácticas que puedes empezar hoy mismo:

Identifica tus tareas de alto impacto

Haz una lista diaria o semanal de lo que realmente aporta valor a tu equipo o tus clientes. Luego, priorízalas y protégelas del “ruido”.

Agrupa y limita tareas mecánicas

Contestar correos, hacer seguimiento o actualizar documentos son necesarios, pero no deben ocupar todo tu día. Reserva bloques específicos de tiempo para ello.

Revisa tus reuniones

Pregunta antes: ¿es necesaria esta reunión?, ¿tiene un objetivo claro?, ¿puedo aportar algo relevante? Si la respuesta es no, plantéate si es mejor no asistir.

Pide claridad

Habla con tu jefe o equipo para alinear expectativas. Cuanto más claro tengas tu rol y objetivos, menos espacio habrá para el trabajo vacío.

Sé honesto contigo y con los demás

No temas decir “esto no es productivo” o “podemos hacerlo más simple”. Fomentar una cultura de eficiencia empieza por cuestionar lo establecido.

El task masking no solo roba tiempo: te aleja de tus metas y de una sensación real de progreso. Si sientes que trabajas mucho pero avanzas poco, quizás no necesites más horas… sino menos ruido.