El despido laboral es un corte en la carrera profesional de todo trabajador. Por lo general, aunque te lo esperes, el día que te lo comunican es una desagradable sorpresa, y es evidente que se trata de algo difícil de superar emocionalmente. O bien ha sido un ERE y estáis todos conmocionados o bien por detrás de ti quedan otros trabajadores que no fueron despedidos. ¿Por qué ha llegado tu momento de abandonar la empresa?
A veces el despido es procedente y se debe a unas causas concretas sobre las que el trabajador estaba avisado. Salvo que la empresa haya cometido una injusticia, en estos casos el trabajador ha de reconocer que es una reacción ante su actitud. Sin embargo, esta no es la situación más frecuente. El despido suele ser una decisión unilateral de la empresa y poco puede hacer el trabajador por evitarlo. Por eso es una experiencia difícil de asumir.
¿Por qué yo? Analizando el despido del trabajador
Durante los primeros días, no dejas de darle vueltas a la situación. A veces la persona despedida se queda como en estado de shock. No sabe cómo organizarse el día y volver a crear una rutina que le proporcione cierta estabilidad. Por lo pronto, se aconseja no variar demasiado la hora a la que te levantas y te acuestas, o la de la comida. Esto supondrá una transición más gradual hacia el nuevo horario que vayas elaborando.
Recrearte en las causas del despido no te ayudará a superarlo. Puede que se deba a circunstancias de las que nunca serás consciente. Lo más conveniente es que analices las cuestiones más prácticas y tomes nota de los aspectos que debes tener en cuenta ante un despido improcedente.
Por otro lado, administra la indemnización del despido con cuidado. Si estás acostumbrado a un nivel de vida estable, al principio puede que mantengas la inercia de este nivel. Tus deseos son los mismos antes del despido que después; sin embargo, tus necesidades han cambiado. Analiza cuáles van a ser tus ingresos en el plazo corto y pospón los caprichos para cuando se vuelva a estabilizar tu economía.
Hay que mirar hacia delante para sobreponerse y mantenerse en el presente, en la realidad que se está viviendo. Esto no quiere decir que no vuelvas la vista atrás. Es conveniente, además de repasar todos los detalles sobre tu despido, hacer una recopilación de tu vida laboral en la empresa ahora que la tienes reciente. Aprovecha para anotar los pormenores que luego sustentarán la experiencia en tu CV. Se aconseja pedir también la carta de recomendación o cualquier certificación que requiera la firma de la empresa. Después de pasado un tiempo, te costará mucho más solicitarlo.
Hacerse a la idea. El despido laboral no es el fin
Puedes darte un pequeño margen para llorar de golpe todo lo necesario y pasar página cuanto antes en el plano emocional. Quizá tengas la sensación de resentimiento por un largo tiempo. Dependiendo del tipo de despido, puede que ese resentimiento te acompañe cada vez que pienses en determinadas personas. Pero hay que quedarse con las relaciones positivas. No solo porque seguirán formando parte de tu red de contactos, sino porque son el tipo de compañeros que dan sentido a las relaciones personales en el trabajo.
Por otro lado, piensa que esto solo ha sido una experiencia más dentro de tu trayectoria. Aún te queda vida laboral por experimentar. Ponte manos a la obra:
Mantén una búsqueda activa de empleo
Tanto si tienes derecho a prestación como si no, inscríbete como demandante de empleo. Hay políticas activas de las que te puedes beneficiar, como la formación y, en algunos casos (en función de tu comunidad), un asesoramiento personalizado sobre tu empleabilidad.
Apúntate a portales de empleo
Así podrás encontrar ofertas de trabajo adecuadas a tu perfil profesional. Elabora un CV «base» que puedes ir adaptando en función de la oferta. Y ponte en contacto con tus contactos. Es la primera fuente que puede conseguirte un nuevo empleo.
Aprovecha para formarte
Hay cursos a los que solo accederás si eres desempleado. Otros están bonificados si cumples con este requisito. Aprovecha para invertir el tiempo en reciclarte y actualizar conocimientos. Mejorarás tu empleabilidad y te mantendrás ocupado de una manera activa.