Nuestro organismo se pone en alerta cuando detecta peligro con el fin de poder responder de una manera eficaz ante una amenaza. El estrés forma parte de esa respuesta, se activan los mecanismos y las glándulas empiezan a segregar las sustancias que mantienen los sentidos vigilantes. La supervivencia manda, aunque la vida no corra peligro y pasemos gran parte del tiempo sentados en una oficina.
La cuestión es que este mecanismo puede salvarnos la vida cuando responde a un peligro real. Pero supone un problema cuando la amenaza no entraña un riesgo de muerte, si no que se debe a situaciones como la sobrecarga de trabajo, y esa sensación de alerta se mantiene a lo largo de los días.
¿Qué es el síndrome burnout?
Si esta exposición continuada de estrés se produce en el ámbito laboral, puede derivar en lo que se denomina síndrome del burnout, o del trabajador quemado. Esto es, sobreviene un agotamiento físico, mental y emocional, que puede tener como consecuencia la desmotivación y pérdida del sentido de la responsabilidad. En general, en el síndrome del burnout el trabajador siente que está dando más de lo que recibe.
Investigadores de la Universidad de Zaragoza y el Instituto Aragonés de Ciencias de la Salud han clasificado esta dolencia en tres tipologías:
- Frenético, el trabajador se siente sobrepasado por la carga de tareas. Siente que está dejando de lado su vida personal y su salud por el puesto de trabajo.
- Sin desafíos, invade una gran desmotivación e indiferencia ante las tareas que se realizan. Es frecuente entre los trabajos de tipo burocrático.
- Desgastado, no siente reconocimiento de sus esfuerzos y esto deriva finalmente en negligencia. No hay un control sobre el propio trabajo.
Síntomas del síndrome burnout y consecuencias que acompañan al trabajador
Los especialistas recogen una serie de síntomas asociados a este desequilibrio de la función del estrés. Es importante detectarlas a tiempo y ponerles freno, para evitar que tengan mayores consecuencias.
Uno de los síntomas más habituales es levantarse cansado y sin ganas de ir a trabajar, pese a que se han dormido las horas recomendables, esto es, unas siete.
Otro de los síntomas son las alteraciones en el humor, desmotivación y baja autoestima. Es habitual que este síndrome provoque mala calidad del sueño, dificultades para la concentración y pérdida de memoria. Como consecuencia, se tendrá un peor desempeño de las tareas diarias, lo que puede desencadenar en un daño en la autoestima.
Sufrir el síndrome del trabajador quemado puede tener consecuencias a nivel físico. El sistema inmunitario se ve debilitado por una sobrecarga de la respuesta de las glándulas suprarrenales, y es frecuente enfermarse con fuertes resfriados. Está demostrado que hay una gran pérdida de leucocitos cuando el estrés se prolonga en el tiempo, y el organismo es más vulnerable a virus y bacterias.
La memoria se ve afectada porque la atención se reduce. Cada vez se encuentran más evidencias que relacionan las altas dosis de estrés y la depresión.
Otra consecuencia de esta dolencia es la adopción de hábitos poco saludables, como la mala alimentación, el incremento del consumo de alcohol o el tabaquismo.
Cómo evitar este síndrome
Los especialistas aconsejan disminuir el nivel de exigencia sobre las tareas que se realizan. Es importante mantener a raya el perfeccionismo, ya que los resultados no solo dependen de uno mismo.
Para combatir los efectos perniciosos en labores muy rutinarias, se recomienda establecer e identificar nuevos desafíos y trabajar la automotivación. Si no es posible en el ámbito laboral, al menos intentarlo fuera de este.
La mala organización, el déficit en el sistema de recompensas de las empresas, horarios poco flexibles y un estilo de mando muy rígido que no permita un control sobre el propio trabajo, también puede ocasionar que los empleados caigan en este tipo de estrés laboral.
Implementar políticas que eviten esta sobrecarga con técnicas como mindfulness o modelos que integren un sistema de toma de decisiones más participativa contribuirá a alejar este problema.
Profesiones más expuestas al síndrome burnout
Se ha encontrado una gran incidencia de este trastorno en personas que pasan gran parte de su jornada tratando con otras personas. Es decir, docentes, puestos de atención al público o trabajadores de servicios sociales o sanitarios. Tener que tener un alto nivel resolutivo y/o tener que hacer frente a continuas quejas y reclamaciones puede derivar en un gran agotamiento mental.
En este sentido, el estudio de la Universidad de Zaragoza que centra el análisis de este fenómeno en el sistema educativo señala que pueden estar afectados por este síndrome un 30% de los docentes de educación primaria y hasta un 40% de secundaria.