Si todavía no te has incorporado al mercado laboral quizás hay algunos conceptos que te suenan raro. Por ejemplo, la diferencia entre salario bruto y salario neto. Tener clara la diferencia es fundamental porque, a la hora de negociar el sueldo durante la entrevista de trabajo es bastante habitual que las cantidades se expresen en bruto y con el monto anual.
El salario bruto incluye todas las pagas del año
Durante la entrevista de selección, o en los propios requisitos del puesto de trabajo, vas a ver la cantidad del salario expresada en miles de euros: 15.000, 18.000…. Si no se especifica más, para conocer el sueldo que cobrarás mes a mes tendrás que dividir esta cantidad en catorce pagas. Por ley, en España se cobran al menos catorce pagas: doce mensuales y dos pagas extras. En algunos casos pueden ser alguna más. Pero catorce es el mínimo.
Aun así, la mayoría de las veces se especifica el número de pagas anuales porque pueden estar prorrateadas. Es decir, esas dos pagas extras se reparten entre los doce meses y quedan invisibles. Como resultado, se cobran doce mensualidades con cantidades un poco mayores.
Contingencias e IRPF: las partes que restan del salario en bruto
El salario bruto anual es la suma de esas catorce (o más) pagas y los devengos e impuestos. Esto es, por un lado, la parte de la nómina que se resta porque va a parar a los impuestos que pagamos las personas (físicas) por las rentas, lo que recibimos, por nuestro trabajo (IRPF). Y por otra, de la nómina en bruto se resta también la parte que se dedica a las cotizaciones a la Seguridad Social, el sistema de protección del que disfrutan las personas que trabajan. Las horas extraordinarias también cotizan aparte.
Las cotizaciones a la seguridad social se dividen a su vez en diferentes partidas:
- Cotizaciones por contingencias comunes
- Accidentes de trabajo y enfermedades profesionales
- Desempleo
- Fondo de Garantía Salarial
- Formación Profesional
Las aportaciones a la Seguridad Social protegen de los sucesos durante la vida laboral
El dinero que se descuenta de la nómina por contingencias comunes, se dedica a cubrir situaciones que se producen durante la vida laboral como la enfermedad común (lo que te pagan cuando tienes que coger una baja), un accidente no laboral, descanso por maternidad y paternidad. Y también se destinan a tu jubilación.
Las cotizaciones que se van a cubrir accidentes de trabajo y enfermedades profesionales se emplean para afrontar este tipo de sucesos. La cotización por desempleo se reserva para recibir una prestación por desempleo cuando pierdes tu trabajo.
La que va a engrosar el Fondo de Garantía Salarial es la hucha a la que se contribuye para pagar indemnizaciones a los trabajadores cuando las empresas quiebran. Y la aportación por formación es la contribución que hacen quienes trabajan en el mercado laboral para sufragar la formación que se recibe a través de cursos tanto dentro como fuera de la empresa.
Por lo tanto, si al salario bruto le restamos estas cotizaciones, más el IRPF, que dependiendo de la situación personal de cada trabajador y lo que reciba de salario se descontará más o menos, se obtiene el salario neto. Lo que recibes en la cuenta todos los meses.