Un número cada vez mayor de organismos coinciden en señalar que los mercados laborales no pueden cubrir al ritmo que lo necesitan aquellos puestos que impulsan, lideran y dan soporte a la transformación digital. Los nuevos tiempos requieren de competencias que las empresas todavía no encuentran en la cantidad suficiente entre la fuerza de trabajo. Para dar solución a estas carencias muchas ya recurren al implantar procesos formativos de upskilling y reskilling en sus estrategias internas.
La necesidad acuciante de la actualización de competencias
Desde el Foro Económico Mundial, la OCDE o la Comisión Europea se elaboran informes y estudios en los que se apuntan qué tipo de conocimientos son los más buscados por las empresas. La gran mayoría dentro del área tecnológica. Pero no solo se requieren nuevos saberes técnicos en todos los ámbitos, si no, además, un tipo de competencias fundamentales para afrontar esas tareas como son la resiliencia, la comunicación y otras softskills.
Esta reflexión se dirige, en gran medida, hacia los sistemas educativos a los que se responsabiliza de no estar siendo capaces de dotar a los futuros trabajadores de las habilidades fundamentales para afrontar esta nueva era tecnológica. Entre otras, el pensamiento crítico y las competencias digitales, como se señala en el informe del WEF, The Global Competitiveness Report.
Aprendizaje durante toda la vida profesional
Así que, si no se aprende durante la infancia toca hacerlo de mayores. Queda todo en manos del life long learning, del aprendizaje durante toda la vida. Los retos a los que nos estamos enfrentando producto de un mundo super conectado exigen la continua actualización de conocimientos y destrezas. Los estudios de posgrado se multiplican, tanto en las universidades públicas como privadas, orientadas a compensar esta falta de competencias tecnológicas y satisfacer las demandas en las empresas. Los profesionales acuden a actualizar sus conocimientos gracias a este tipo de formación cuando sus carreras comienzan a estancarse tras unos años de experiencia.
Por su parte, las empresas están optando por incorporar estas nuevas aptitudes gracias a procesos de formación interna dirigidos en dos sentidos: especialización y reciclaje, lo que en inglés se llama upskilling y reskilling.
Los procesos de actualización de competencias, especialización, es lo que se engloba bajo el nombre de upskilling. Pero si tu conocimiento específico o técnico ya no tiene cabida, por el efecto de la digitalización, por ejemplo el reciclaje profesional, el reskilling, transformará tu perfil para ajustarlo al desempeño de puestos que se adecúan a las nuevas necesidades.
Las ventajas de reskilling y upskilling
Son las empresas las que incorporan estos procesos porque entienden que la inversión en la actualización de los conocimientos de sus empleados conlleva más ventajas que costes. Además, los beneficios afectan tanto a su reputación como empleadoras: las hace más atractivas a la hora de incorporar talento. Como ayudan a fortalecer su vínculo con sus empleados y evitan su marcha: la temida fuga de talento.
Otra de las ventajas que los negocios valoran sobre ajustar las competencias de sus propios trabajadores es que se reducen los inconvenientes derivados de la adaptación al puesto que conlleva los nuevos empleados. Si tu empresa te forma, ya llevas incorporada toda la cultura corporativa adquirida durante tu trayectoria en ella. Por lo tanto, también es un punto a favor en cuanto a la estabilidad.