Visualiza ese entrenamiento en el que vas corriendo y el entrenador te marca el cambio de dirección con cada palmada. Puedes sentirte mareado, perder el norte e incluso lesionarte las rodillas si no estás preparado para tanta alteración, reaccionas tarde o vas contracorriente. La orientación al cambio es la habilidad con la que superas estas circunstancias. Y ha cobrado una importancia excepcional debido a la pandemia. Las empresas buscan personal que pueda adaptarse rápidamente ante los imprevistos.
¿Qué es la orientación al cambio?
Esta competencia profesional se caracteriza por adaptarse a un entorno cambiante, donde prima la incertidumbre. Quien posee esta resiliencia tiene el perfil adecuado para asumir tareas de liderazgo pues moviliza a los colaboradores y disfruta de lo nuevo. La creatividad está fuertemente vinculada a esta soft skill.
De acuerdo con las teorías de Marston, una persona orientada al cambio es aquella que asume riesgos, competitiva, extrovertida y que genera empatía, a pesar de ser muy impaciente. Encaja perfectamente en los entornos agile y VUCAH (volatilidad, incertidumbre (en inglés), complejidad, ambigüedad, hiperconectividad) y, por el contrario, le desmotiva la rutina y la estabilidad.
Para controlar el cambio necesitas programarlo trabajando en un calendario y en un cuadro de responsabilidades. Es muy útil contar con un plan de seguimiento para estar preparado cuando tengas que reconducir los desvíos. Por ello, las empresas demandan un perfil que lidere este control de las etapas con su seguimiento.
¿En qué puestos se pide?
Las organizaciones buscan personas con orientación al cambio especialmente desde que, tras la pandemia, se ha acelerado la 5.ª revolución industrial. Los cambios pueden estar programados o ser consecuencia de situaciones ajenas a la empresa como el coronavirus, pero en ambas circunstancias hay que estar preparado y saber gestionarlos. Como decía Epícteto, “los humanos no tienen miedo de las cosas sino de cómo las ven”.
Serás demandado como perfil orientado al cambio cuando optes a puestos en los que se necesitan respuestas rápidas, no solo reactivas, sino también promover modelos que sean resilientes a la falta de predictibilidad (incertidumbre) contemporánea. Uno de los mitos es que si estás orientado al cambio, no cuentas con una planificación, sino que decides mientras vas a la deriva en la estructura organizacional. Nada más lejos de la realidad. Adaptarse a un entorno cambiante pasa por desarrollar una estrategia que prevea varios escenarios y demostrar una actitud flexible, a la par que conocedora del ecosistema.
¿Qué tipo de formación necesitas?
Las empresas demandan perfiles ágiles a la hora de aprender nuevas tareas y que se adapten a la “nueva normalidad”. Para ello, la formación digital es fundamental. Pero también es necesario entrenar la flexibilidad y la capacidad de adaptarse a nuevos procedimientos y normas. Es necesario romper con el espejismo de la estabilidad.
Por último, los cambios pueden afectar a nivel emocional provocando miedos, incertidumbres, ansiedad o desconfianza, por tanto, la educación emocional puede ser una herramienta muy útil. Para ello, el aprendizaje va desde identificar posibles situaciones de cambio que te afecten como profesional, pasando por conocer los factores que propician o frenan el cambio, hasta llegar a capacitarse como agente del cambio.
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