Elegir la profesión en la que vamos a pasar la mayor parte de nuestra vida puede ser difícil. Muchas personas lo tienen claro desde pequeños. Pero para la gran mayoría no es así. En algunos casos porque tienen inquietudes diferentes y variadas. En otros, porque la vocación de niños varía con la adolescencia. Pero saber cómo quieres orientar tu vida profesional te ahorrará algunos disgustos. Si tú también te dices «no sé a qué dedicarme», aquí tienes una primera ayuda.

La importancia de saber a qué dedicarme

Algunas personas tienen muy clara su vocación desde la infancia. Desde que son pequeños han sabido responderse a la pregunta «¿a qué dedicarme?». Pero para muchas personas responder a esta pregunta no es fácil.

Sin embargo, saber qué profesión quieres tener es muy importante en tu vida. Piensa que será a lo que te dedicarás durante muchos años. Y aunque puedas reinventarte en el trabajo, en ocasiones el mercado laboral no lo pone fácil. El desajuste horizontal voluntario no siempre es posible.

Escoger qué estudios cursar, ya sea una FP o una carrera universitaria, es una decisión que puede marcar tu vida. De ahí que sea fundamental que te tomes tu tiempo para analizar tus preferencias, habilidades y competencias. Y que sobre esta base tomes una decisión. Pero no te agobies, la decisión que tomes no tiene porqué ser definitiva. Existe la posibilidad de que puedas cambiar de trabajo a los 40.

La importancia de saber a qué dedicarme

La base es el autoconocimiento

Lo más importante para poder responder a la pregunta de a qué quiero dedicarme es el autoconocimiento. Esto implica una autorreflexión profunda y honesta. No te engañes a ti mismo.

Tampoco te dejes influir por las opiniones de los demás. Ni sobre las salidas profesionales de los estudios que elijas ni sobre el prestigio de lo que escojas. Hacer una FP es tan válido como una carrera. Y nadie sabe mejor que tú qué es lo que te gusta. Si eres bueno en lo que haces, encontrarás un empleo.

La formación que elijas tiene que estar en sintonía con tus habilidades y competencias. Y también con cómo te ves en el futuro.

La información es poder

Una vez que te hayas observado, necesitas información para poder decidir. De poco sirve responder a la cuestión de a qué quiero dedicarme si no tienes posibilidades de formarte en ello.

Actualmente tienes toda la información que necesitas en Internet. Desde las páginas oficiales de los ministerios, a las de cada escuela o universidad. Invierte tu tiempo en esta etapa para elegir qué y dónde estudiar. Explora todas las opciones sin prejuicios.

Recuerda que uno de los mayores condicionantes es el presupuesto. Si tu objetivo es acudir a un centro de formación muy caro y no tienes dinero suficiente, no te desesperes. Busca becas y ayudas. Si no puedes acceder a ninguna, busca otro centro que sea similar y que puedas pagar.