No tener tanto que perder, la emocionante posibilidad de que salga bien… Pensamientos de este tipo son los que cruzan por la mente de quien está valorando trabajar en otra ciudad para mejorar laboralmente. Casi la mitad de los ocupados a los que ha preguntado en una encuesta la empresa de recursos humanos Randstad lo dejarían todo para empezar de cero en otra ciudad.
Sin embargo, según los datos que recoge la Estadística de Movilidad Laboral y Geográfica (EMLG) correspondiente al año 2019, solo un 2,6% de las personas con un empleo cambiaron de municipio por motivos laborales, casi todos dentro de la misma provincia.
Los más jóvenes se lían más la manta a la cabeza
Ser más joven predispone en mayor medida a dar el paso para cambiar de ciudad. Los menores de 25 años alzaron el vuelo en un 61,9%. También fueron los que más cambiaron de ciudad, de hecho. Un 5,3% de los empleados más jóvenes (16-34 años) han cambiado de municipio frente al 2,6% de las mudanzas de todas las edades.
El apego al terruño también tiene que ver con el origen de los trabajadores. Aquellos provenientes de otras latitudes se animan más a explorar posibilidades en otras provincias con mayores opciones laborales. Los nacionales se movieron de media un 2% frente al 7,5% de los trabajadores extranjeros.
¿Qué te motivaría laboralmente a cambiar de ciudad?
En la Encuesta de Movilidad del INE no aparecen los porqués que llevan a esas personas a cambiar de residencia. Pero sí lo hace el informe Randstad. Y se agrupan principalmente en cuatro razones: Tener un mejor salario, condiciones que permitan una buena conciliación con la vida personal, poder desarrollar una carrera profesional satisfactoria y las garantías de seguridad laboral. De hecho, las personas con un contrato temporal fueron las que más cambiaron su residencia durante el primer trimestre del año, fecha de referencia para la Estadística.
Un 60,5% de las personas encuestadas por la empresa de recursos humanos cambiarían por tener un mejor sueldo. La mitad, porque las condiciones le permitieran conciliar la vida laboral con la personal. Un 41,7% lo dejaría todo por tener un mejor desarrollo profesional y un 37,6% se iría sabiendo que tendría mayor estabilidad.
Vivir y trabajar en otra ciudad
Es muy fácil decirlo, pero hay que ponerse en el lugar de quien tiene que empezar. La adaptación tiene que ver con el carácter de cada uno, y si las circunstancias son más o menos favorables. Hay quienes prefieren correr riesgos, porque están ávidos de aventuras y se sienten bien asumiendo desafíos casi sin tener una red debajo que les proteja de la caída. Los consejos de poco servirán a éstos. En cambio, para muchas personas los cambios son más llevaderos si hay ciertas circunstancias controladas.
Llegar a la nueva ciudad con un puesto de trabajo y una rutina te ayudará de primeras a tomarle el pulso a la ciudad. Solo hacer el recorrido a diario de casa al trabajo facilitará hacerte el mapa en la cabeza y situarte rápidamente. Si utilizas el transporte público tendrás más oportunidades de captar el ritmo, de conocer costumbres, los temas de conversación. Incluso los anuncios te darán pistas sobre cómo respiran sus habitantes. Ve con los ojos bien abiertos.
5 consejos básicos para empezar
- Haz paseos de reconocimiento para localizar comercios donde hacer la compra o conseguir algo de logística casera. Tu panadería favorita o el sitio donde mejor se desayuna.
- Busca lugares donde hacer deporte como un parque para salir a caminar o un gimnasio (explora los recursos locales, hay muchos gratuitos). Y una oportunidad fácil de hacer amistades.
- Localiza la oferta de ocio según tus preferencias: cines, salas de espectáculos o locales para el afterwork o citas durante el fin de semana.
- Aprovecha también para comportarte como un turista (en parte lo eres), haz los recorridos obligados y encuentra otros lugares alternativos para sorprender a tus visitas. Conocer la nueva ciudad te hará descubrir otros lugares donde vivir por si quisieras cambiar de barrio.
- Y deja la timidez a un lado. Toca hacer todos los intentos posibles para encontrar una red de personas con las que compartir y poder disfrutar de la ciudad. Un buen comienzo son las personas más cercanas. Seguramente en el trabajo no seas el único en tu misma situación y puedas encontrar compañía fácilmente. Procura no seguir demasiado pendiente de la vida que has dejado atrás porque hará que te adaptes más despacio.