En el tipo de vida que vivimos, las tareas se multiplican. No solo en el trabajo, sino también en la esfera personal y familiar. En ocasiones nos podemos sentir desbordados por la carga. Aprender a organizar todas las obligaciones se convierte entonces en una necesidad. Con la Matriz de Eisenhower te será más fácil definir tus prioridades y sacarle más partido a tu tiempo y tu esfuerzo. Sigue leyendo para saber cómo funciona y cómo puedes aplicarlo en tu vida.
Qué es el Método de Eisenhower
El Método Eisenhower o Matriz de Eisenhower es una herramienta para ejecutar de forma eficiente las tareas a realizar. El personaje que le da nombre es uno de los presidentes de Estados Unidos, Dwight D. Eisenhower. Este refirió en una conversación que sus problemas se dividían en dos categorías: los importantes y los urgentes.
Este es el principio básico detrás del método: la clasificación del trabajo a realizar en estas dos categorías en una tabla, con dos columnas y dos filas. De este modo, en un solo golpe de vista se visualiza la prioridad en la realización de tareas.
Esto ayuda a confeccionar una agenda de trabajo y a mantener la productividad. La gestión de tiempo mejora y la carga de trabajo queda ordenada de forma jerárquica.
Cómo construir tu Matriz de Eisenhower
Como hemos visto, el Método Eisenhower se expresa en una tabla organizada de forma combinada según los criterios de importancia y urgencia. De este modo quedan 4 secciones:
- Importante y urgente: situada en la esquina superior izquierda. Son las tareas que deben resolverse de forma inmediata y tienen un carácter prioritario. Aquí se incluyen también los imprevistos, siempre que sean importantes.
- No importante pero urgente: se localiza debajo de la anterior. Son tareas que pueden delegarse por su grado de complejidad relativamente bajo. Pero que pese a todo requieren solucionarse en poco tiempo. Si no puedes delegar, la técnica del Pomodoro te será de gran ayuda.
- Importante pero no urgente: aparece en la esquina superior derecha. Son tareas en las que debemos concentrarnos y realizar personalmente. Como su ejecución no debe ser inmediata, es el cuadrante que mejor nos ayuda a planificar el trabajo. Su consecución debe estar programada. Por ejemplo, con un diagrama de Gantt para mejorar la productividad.
- No importante y no urgente: debajo de la anterior. Son tareas que pueden directamente no llevarse a cabo. O, si se tiene tiempo, dedicarles un momento libre.
Las ventajas que tiene para tu día a día
El Método Eisenhower puede aplicarse a cualquier obligación que se tenga, desde las personales a las profesionales.
Al organizar las tareas pendientes en combinaciones de importancia y urgencia, verás que algunas de ellas son prescindibles. Con esto te habrás quitado de encima carga de trabajo y disminuirás los niveles de estrés. También te ayudará a ser más productivo.
Por otra parte, al focalizar en aquello que es más importante y que necesita llevarse a cabo de forma inmediata, resolverás antes lo más preocupante. De este modo, evitas aumentar las horas de trabajo y te concentras mejor. Además, elimina los riesgos de descuidos o de no cumplir con los plazos exigidos.
También puede implementarse para trabajos en equipo, definiendo las tareas que cada miembro debe realizar y las que deben suprimirse.