En nuestra cultura hablar de dinero es de mal gusto. Se considera un tema incómodo y que puede llevar a malas interpretaciones cuando se trata de ponerle precio a tus conocimientos y bagaje profesional. Durante las entrevistas de trabajo, cuando sale a colación el tema de la remuneración y se pregunta cuánto se quiere ganar hay cierto pudor a que la respuesta haga pensar al interlocutor que te estás sobrevalorando. O, por el contrario, puedes resultar desesperado porque te presiona la necesidad del puesto de trabajo y al final de la negociación te encuentres con un sueldo insuficiente del que más pronto que tarde te arrepientes.
¿Se puede preguntar por el salario anterior?
Hay cuestiones delicadas que pueden presentarse. Puedes encontrarte con que se pregunte sobre lo que cobraste en el anterior puesto. Pese a que esta práctica es algo que se considera poco profesional porque es algo que no debe influir a la hora de valorar qué se pagará a un empleado nuevo, te puedes ver en la delicada tesitura de responder. Mejor indicar una banda salarial o responder de manera menos concreta como que “se encontraba dentro de la media del sector” o “es un aspecto al que no le das tanta importancia como el reto que supone el nuevo puesto”.
Poniéndole precio al CV
A veces la cuestión del salario se zanja con un comentario por parte del entrevistador aclarando que se pagará según convenio (cosa que ya habrás consultado durante la preparación de la entrevista). Pero otras veces el salario está sujeto a negociación por ambas partes. Para ir con una idea clara considera todos estos aspectos:
- El valor de tu CV en el mercado. Tus años de experiencia y conocimientos, qué aspectos aportan un valor que te diferencia del resto de candidatos y qué peso (traducido al salario) puede tener esto sobre las necesidades de la empresa.
- Tu salario anterior. Seguro que habrás analizado en numerosas ocasiones si era suficiente el salario que estabas cobrando. Puede ser un buen punto de partida o referencia para negociar el nuevo salario.
- El tipo de empresa. En este apartado es importante estimar qué pueden ofrecerte. Si es una empresa en plena expansión o una de reciente constitución. Una pyme o micropyme o una gran empresa. Sopesa si para el puesto tu perfil es muy necesario o sois muchos optando por el mismo puesto.
- Tus necesidades. Hipotecas, colegios y otros gastos inevitables o a los que no se puede renunciar. Tenlos en cuenta para establecer un mínimo del que no se puede bajar.
- Tu situación personal. Saber si tu situación personal te permite ser más paciente con una remuneración que pueda mejorar con el tiempo o si el momento en el que te encuentras te permite seguir buscando en caso de que no puedan ofrecerte más.
- Las exigencias y beneficios del puesto. Disponibilidad, si se cumple con el horario. Tiempo de desplazamiento en coche, en transporte público. Medidas de conciliación, pagos en especie, ambiente laboral, reputación de la empresa en el sector. Además del sueldo en dinero contante y sonante también tienes que valorar el salario en especie o el “emocional”.
Las tres cifras mágicas que te guían en la negociación
Con todas estas cuestiones en la cabeza ya tendrás al menos tres cifras. Un límite máximo, uno mínimo y uno intermedio. Llegada la hora de hablar del tema, tenlas en cuenta para que te sirvan de guía en esta negociación. Y además:
- Deja que sea el entrevistador quién plantee el tema. Si no se produce y abre la posibilidad de que hagas alguna pregunta puede ser un buen momento para que tú la propongas.
- Prepara tus tres cifras en bruto y en neto. Y en anual o mensual. Estas cuestiones son importantes porque las retenciones variarán de las primeras nóminas a las del año siguiente. El precio en bruto entrará también en las pagas sin tener que pensar si son o no prorrateadas. Además, el salario en bruto y anual te facilitará comparar las cifras.
- Sugiere el salario siempre en intervalos razonables, sin dar cantidades fijas. Por ejemplo, entre 1.600-1.800 € (brutos o netos, es esencial).
En cierto modo los cambios en el mercado laboral, en el que actualmente se dan más escenarios de negociación de retribuciones y salarios, han hecho que se adopte una actitud más responsable con el dinero y la profesionalidad y este tema no resulte tan espinoso de abordar. La clave está en tratarlo con naturalidad y llevarlo muy preparado de casa.
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