Las habilidades transferibles son aquellas que vas adquiriendo en paralelo a tu experiencia, pero no solo la laboral. La capacidad para gestionar equipos, por ejemplo, puedes haberla aprendido en un trabajo o jugando al fútbol. Las más destacadas para el entorno laboral son la adaptabilidad al cambio o la comunicación. Demuestra las tuyas en el CV enfatizando los logros y detallando su función en cada puesto.
Definiendo las habilidades transferibles
A lo largo de la vida vas a ir adquiriendo habilidades transferibles a medida que tengas más experiencia. Son aquellos conocimientos y competencias que te van ayudando a mejorar tu desempeño. Estas hard o soft skills son útiles independientemente del contexto en el que te encuentres, no solo en el ámbito laboral. Estas son algunas de ellas:
- Comunicación: transmitir el mensaje con claridad y transparencia.
- Trabajo en equipo: fundamental para el teletrabajo.
- Resolución de problemas: los entornos cambiantes presentan desafíos diarios.
- Sociabilidad: combinar la realización adecuada de tus tareas con la coordinación y el compañerismo cada vez es más valorado.
- Habilidades técnicas: correspondientes a los requerimientos del puesto.
- Liderazgo: demuestra una actitud creativa, apasionada y sin miedo a innovar.
- Gestión: la organización es básica para un correcto desempeño.
- Adaptabilidad al cambio: entrena tu agilidad en las respuestas desde los juegos hasta la simulación de posibles escenarios.
- Analíticas: en un mundo globalizado y que maneja grandes volúmenes de información, la habilidad para discriminar e interpretarlos es necesaria.
Estas habilidades transferibles están asociadas al talento, no a la carrera o a los estudios realizados. Pueden ser adquiridas en otros trabajos, pero también en tus aficiones o cuando hayas ejercido de voluntario. Es la parte del entrenamiento no reglado que forja los caracteres que tienen éxito.
¿Cómo destacarlas en tu CV?
La información que selecciones en el CV es clave para que seas reclutado en un puesto de trabajo. En lugar de incluir un listado de habilidades transferibles a modo de checklist, trata de demostrar que efectivamente las posees. Por ejemplo, si uno de los requisitos del puesto es la capacidad de comunicación del trabajador, cuida la redacción en cada línea probando que sabes cómo transmitir un mensaje.
Por otro lado, asegúrate de poder explicar y dar detalles de cuándo y cómo las usaste. Aprovecha ese párrafo para relacionar cada skill con la utilidad para el puesto al que aplicas. Analiza los requerimientos del puesto, al margen de la categoría profesional. Puede que un trabajo de recepcionista implique labores administrativas, pero sobre todo, necesitas dotes para la atención al público y el trato humano, mediando entre distintos departamentos. Por ejemplo: «durante un año dirigí este proyecto que contaba con un equipo de 10 trabajadores, coordinando sus funciones y alcanzando una mejora del ROI del 15%».
Cuando entras en un proceso de selección es tan importante conocerte a ti mismo como a la empresa en la que quieres trabajar. Cada ser humano tiene unas limitaciones pero también unas ventajas competitivas. El objetivo es conocer estas habilidades transferibles que te sirvan a ti y a los objetivos estratégicos de la organización. Por ejemplo: una actitud proactiva y resolutiva es bien recibida en todos los niveles de la jerarquía laboral, no solo en los cargos directivos.